La familia y los vecinos del pequeño de tres años que el pasado lunes 30 de enero fue atacado por dos pitbulls en el barrio Juan XXIII, descubrieron que los animales siguen vivos, pese a que en un primer momento trascendió que el dueño los sacrificó. Ante esto solicitaron de inmediato la muerte de ambos perros, pero una organización proteccionista y una institución de abogados alzaron la voz en defensa de los animales y pidió que se tome conciencia y se respete su derecho a la vida.
«Los perros no fueron sacrificados porque no deben ser sacrificados. Y menos por una petición de una persona en un medio. Porque así como la familia del nene tiene derecho, la familia del perro y los perros también tienen derechos. Nosotros consideramos que lo que hay que hacer es un enfoque un poco más serio y responsable. Analizar todo el contexto, cómo ocurrieron los hechos», explicó a EL LIBERTADOR, Analía Gómez, presidente de la Asociación Conciencia Verde Corrientes.
La abogada y proteccionista remarcó además varias irregularidades respeto de lo que se conoció del caso que causó conmoción. Mencionó, por ejemplo, que contrario a lo que se dijo, los perros estaban dentro de la propiedad de su dueño y que atacaron al niño porque este ingresó al lugar. «Gracias a Dios, las lesiones fueron leves, pero hay una cuestión de la que nadie habla y es la situación de descuido en la que estaba ese pequeño que jugaba en la calle. Le pudieron haber pasado muchas cosas más porque estaba expuesto a muchos riesgos, no sólo el ser mordido por los perros», enfatizó.
«Por supuesto que esto de los deberes de cuidador también corren para los dueños de los perros. De un lado y del otro hay deberes que habría que evaluar. Por supuesto que también nos importa el bienestar del niño, sabemos que está fuera de peligro y que sufrió lesiones leves. Pero en este caso, nosotros, como Asociación sin fines de lucro y con el Instituto de Derecho Animal de Corrientes, defendemos a los animales», agregó.
Por otro lado, en cuanto a que los animales no fueron sacrificados como trascendió en un primer momento, Gómez remarcó: «La familia no va a permitir que los sacrifiquen. Van a defender a los animales de cualquier forma, porque consideran que no corresponde que se los mate, al igual que nosotros. En el caso de las personas, nuestro ordenamiento jurídico no contempla la pena de muerte, sin importar la gravedad del delito. Entonces, ¿Por qué se pide que se mate a un animal?».
RAZAS CON MALA FAMA
La proteccionista también hizo mención a la estigmatización permanente de las que son víctimas estas razas. «Cuando hay ataques de perros, casi siempre se hace hincapié en la raza». «Todos los perros pueden atacar y morder, más allá de su raza. Inclusive hay una gran estadística de que hasta los caniches pueden ser peligrosos. Lo que cambia es la potencia de la mordida. Pero se evita, por lo general, cuando hay adultos responsables que cuidan a los niños y los educan en la tenencia responsable, en lo que es el trato, la tenencia y el cuidado para con sus animales convivientes».
Gómez insistió en este punto porque consideró que «cuando hay un problema, el hilo se corta por lo más fino, que es culpar al animal». Recordó y pidió que se tenga muy en cuenta que el comportamiento de un animal es un 25 por ciento genético y un 75 por ciento, producto de la educación y el entorno en donde es criado y vive. «Esto va más allá de la raza como quieren simplificar algunos. Los animales no atacan por atacar. Cuando pasa es por un hecho puntual, por miedo, por defensa, para proteger a sus dueños y su única manera de defenderse es mordiendo», destacó.
Finalmente, exhortó a que las personas se replanteen la crianza y la visión que tienen del resto de las especies. «Aunque haya mucha ignorancia sobre esto, los animales son seres sujetos de derecho y uno de los más importantes es el de la vida. Eso es lo que nosotros defendemos. En este caso aún más porque lo consideramos paradigmático, la gente pide que se los mate y creen que solucionan el problema y no es así», puntualizó.
Cambiar la mirada
La presidente de Conciencia Verde Corrientes pidió que al hablar de estos temas se amplíe la mirada. «A esta altura, que pase algo como esto y se pida el sacrificio, es obsoleto e inaceptable. Cuando ocurren estas cosas con una persona, se lo manda a la cárcel que no debe ser un lugar de castigo, sino un espacio de resocialización. Justamente para reinsertarlos en la sociedad. Cuando los perros tienen problemas de conducta hay forma de repararlo. Hay un montón de opciones para resocializar a los animales con su familia o con la sociedad».
Este enfoque apunta, sobre todo a la responsabilidad de las personas. «Nos preocupa toda la situación, también la visión desigual e injusta que se tiene contra los animales a los que nunca se le da, por ejemplo, el derecho de defensa. Ante estos casos lo primero que se hace es pedir el sacrificio, la matanza del animal, pero nunca nadie se hace cargo de su irresponsabilidad. Nadie cuenta cuando los animales son sometidos al maltrato, a la mala crianza, que viven atados, estresados, que tienen situaciones de fondo que hacen que ellos tengan episodios de violencia».
Amparados por la ley
El derecho animal está amparado por la Ley 14.346, que establece «Penas para las personas que maltraten o hagan víctimas de actos de crueldad a los animales». Se trata de una normativa que tiene rango penal y que, al ser de nacional, está por encima de cualquier ley provincial u ordenanza municipal.
«Es una normativa que los protege, sin contar que Corrientes adhirió a la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, esto implica el hecho de que el pedir su sacrificio es ilegal porque hay una normativa superior que los protege», argumentó Gómez.
Pero también apeló al sentido común y la empatía de las personas para con los animales. «También lamentamos que haya personas que arengan a la violencia de la gente contra los animales cuando ocurren hechos lamentables como este ataque. Es algo que no debería estar permitido porque moralmente no corresponde. Los animales no actúan con maldad, no tienen poder de discernir lo que está bien o mal como sí lo tienen las personas. Pedir la matanza es un acto de crueldad», destacó.
Datos falsos o incompletos
Entre los argumentos de la defensora de los animales, ella puntualizó en el hecho de que cuando ocurrió el ataque al pequeño, se difundieron datos falsos o incompletos. En este sentido, mencionó el hecho de que se dijo que los perros estaban en la calle y que atacaron al niño que fue por una pelota. «Los dos estaban dentro de su casa. Atacaron al niño porque son territoriales y estaban cuidando el lugar», dijo.
Luego se refirió a la información sobre las lesiones que provocaron al niño. «Dijeron que le perforaron un pulmón. Gracias a Dios esto no fue así y sus lesiones fueron de carácter leve», agregó.
Por último, las versiones de que los animales ya tenían antecedentes de haber atacado y matado a otro animal. «No tenemos registro de que esto sea cierto. Muchas veces cuando algo pasa, la gente sale a decir muchas cosas, pero eso no quiere decir que sean ciertas. Nosotros no tenemos registro de denuncia de haya habido ataques anteriores y si los hubiera, no es motivo para reforzar el pedido de que sean sacrificados», completó.