¿Por qué practicar el mismo deporte y con la misma intensidad beneficia más a unas personas que a otras? Científicos japoneses han hallado una explicación a esta "resistencia" frente al ejercicio.
Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no pueden ser más claros: el sedentarismo es el cuarto factor de riesgo de mortalidad a nivel mundial.
Los expertos calculan que el 6% de las muertes se debe a la falta de actividad física, que además es la causa del 25% de los cánceres de mama y colon, de al menos el 27% de los casos de diabetes y el 30% de las cardiopatías.
Está demostrado que hacer ejercicio con regularidad no solo ayuda a prevenir estas enfermedades, sino también otras como hipertensión, obesidad, problemas óseos o depresión.
Sin embargo, la misma actividad física, practicada con igual frecuencia e intensidad, no beneficia de la misma forma a todas las personas. Si alguna vez has dicho eso de "A mí el ejercicio no me funciona" –y no se trata de una excusa para justificar tu falta de constancia–, te interesará saber que científicos japoneses han dado con una causa física que explicaría esta "resistencia" a los efectos del deporte.
LA RESPONSABLE ES UNA PROTEÍNA
Y no solo en lo que se refiere a pérdida de peso, sino también en otros aspectos que influyen decisivamente en la salud, como por ejemplo los niveles de glucosa. Según los científicos, entre un 15 y un 20% de las personas con diabetes tipo 2 que fueron sometidas a un programa de ejercicios aeróbicos no consiguieron mejorar sus valores de glucemia.
Esta proteína secretada por el hígado impide la mejora de los niveles de glucosa
Ahora, el nuevo trabajo demuestra que esta "resistencia" aparece también frente a otros beneficios del ejercicio para la salud, aunque los mecanismos a través de los cuales se produce todavía no están claros.
CONSUMO BAJO DE OXÍGENO
Los investigadores realizaron primero las pruebas a ratones a los que hicieron correr en una rueda 30 minutos al día durante un mes. Y vieron que los que tenían un déficit de selenoproteína P respondían mucho mejor al ejercicio.
Posteriormente, decidieron comprobar si el efecto de esta proteína era el mismo en las personas. Para ello, seleccionaron a 31 mujeres que no solían practicar deporte con regularidad, pero cuyo estado de salud en general era bueno.
Durante 8 semanas, participaron en un entrenamiento de ejercicios aeróbicos. Y en este caso, se monitorizó su consumo máximo de oxígeno mientras los realizaban.
Las mujeres que tenían unos niveles más altos de esta proteína en sangre mostraron un consumo inferior de oxígeno que las que tenían niveles más bajos. Según los expertos, este dato confirma una vez más que la selenoproteína P genera una resistencia al ejercicio.
Un consumo bajo de oxígeno también refleja un menor rendimiento frente al ejercicio
En cambio, las mujeres que tenían niveles altos de esta proteína reflejaron un menor consumo de oxígeno mientras hacían deporte, por lo que el aprovechamiento de los beneficios del ejercicio fue menor.
LAS APLICACIONES DE ESTE HALLAZGO
Los científicos japoneses quieren investigar ahora por qué algunas personas presentan esta sobreproducción de selenoproteína P y a través de qué mecanismos esta genera la resistencia a los beneficios del ejercicio físico.
Sin embargo, están convencidos de que en un futuro no muy lejano este descubrimiento permitirá crear algún fármaco que inhiba o regule la producción de esta proteína por parte del hígado y permita, por ejemplo, un mejor control de la glucemia en diabéticos que no responden a la actividad física.
¿Y SI NO LO ESTUVIERAS HACIENDO BIEN?
Aunque el hallazgo es muy importante, también hay que decir que si eres de los que creen que el ejercicio no les proporciona los resultados que debería, quizá no sea un problema de metabolismo y simplemente es que no lo haces con la suficiente regularidad, no le dedicas el tiempo necesario o no combinas diferentes actividades.
Según la OMS, las personas a partir de 18 años deberían seguir las siguientes recomendaciones sobre actividad física, no solo para evitar el sobrepeso, sino para mejorar su salud cardiovascular, respiratoria y ósea, así como para prevenir enfermedades como el cáncer:
- La meta de 150 minutos por semana. Es lo mínimo que deberías dedicar a hacer una actividad aeróbica moderada, como caminar a paso rápido, nadar... Y si es más intensa (como una clase dirigida o bicicleta a buen ritmo), 75 minutos por semana.
- Al menos de 10 en 10. No hace falta que inviertas mucho tiempo de un tirón, en un solo día. Eso sí, para que el ejercicio resulte eficaz se debe realizar en sesiones como mínimo de 10 minutos.
Combinar ejercicios aeróbicos intensos con otros más suaves es eficaz
- Pero mucho mejor 300. Si en lugar de 150 minutos por semana dedicas 300 (o 150 minutos si se trata de una actividad intensa), los beneficios para la salud son mayores. Puedes repartir el tiempo entre ejercicios aeróbicos moderados e intensos.
- Y fortalece tu musculatura. La OMS recomienda complementar los ejercicios aeróbicos haciendo al menos dos días a la semana actividades que permitan trabajar los distintos grupos musculares (como pesas, pero no hace falta que sean de muchos kilos).
Saca el máximo partido a 10 minutos
Los últimos estudios han demostrado que dedicar pocos minutos a un ejercicio más intenso puede ser igual de beneficioso que invertir más tiempo en una actividad moderada.
Investigadores de la Universidad de McMaster (Canadá) compararon los resultados de los niveles de glucosa, consumo de oxígeno y presión arterial, entre otros datos, de un grupo de personas que dedicaron 10 minutos diarios a un entrenamiento intenso por intervalos con los de otras que hicieron ejercicio moderado durante 50 minutos al día. Y los beneficios obtenidos fueron similares.
El entrenamiento por intervalos en 10 minutos consistía en los siguientes ejercicios:
- 2 minutos de calentamiento.
- 20 segundos de esprint (correr de forma acelerada, como si llegaras a una meta).
- 2 minutos de pedaleo suave.
- 20 segundos de esprint.
- 2 minutos de pedaleo suave.
- 20 segundos de esprint.
- 3 minutos de estiramientos para relajar los músculos.