La decisión del Gobierno nacional de liberar la exportación de vaca conserva y manufactura con destino a China fue bien recibida por el sector, que no solo representará un alivio en las cuentas de los productores que vieron como un elemento de reaseguro, como lo era la vaca ya improductiva y muy dificultosa de comerciar en el mercado interno, sino también en la relación entre el oficialismo y el campo, cuya tensión escalaba día a día y parecía no haber negociación en el norte que permitiera llevar calma a ambas partes.
De esta manera, el flamante ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, anunció junto al Jefe de Gabinete, Juan Manzur, y a ministros y gobernadores de provincias ganaderas la quita del cepo a las categorías D y E de dicha hacienda, lo que podría llevar el nivel de exportaciones al 89% de los despachos realizados el año pasado, según los propios cálculos realizados por la cartera agropecuaria. Esto también significaría que las 140.000 cabezas de esta categoría en los campos argentinos puedan tener un destino de exportación.
En diálogo con Infobae, el presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), Daniel Urcía, consideró que “las correcciones que se hicieron eran necesarias”, cuyo reclamo desde la entidad empresaria se realizaron ni bien fue implementado el cepo hace ya cuatro meses, como así también “la asignación de cupos para las plantas sin antecedentes, lo cual era una cuestión de justicia”.
“La liberación de los cortes de vaca con destino a China también era una corrección sumamente racional. Aspiramos a que se liberen las exportaciones porque consideramos que no es una política que aliente la inversión y la producción. Es el comienzo de una gestión que ha medida que avancemos con el tratamiento de la agenda y se vayan resolviendo cuestiones pendientes va a marcar un cambio de la visión política sobre la actividad”, destacó Urcía.
Por su parte, el consultor ganadero Victor Tonelli, consideró a la medida como positiva y que la misma “de alguna manera descomprime la tensión que había entre el campo y el Gobierno. Al liberar exportaciones de vaca china también liberan el cupo que se había asignado a las plantas de 29.850 toneladas. Cuando se hacen cálculos sobre esta apertura, se podría estar volviendo a volúmenes similares a los anteriores del cepo. De todas maneras no hemos visto todavía la letra chica del decreto. Se tiene que ser cauteloso para ver cómo se instrumenta, cómo se va a ir liberando y quienes van a ser los favorecidos de manera directa: si van a ser los mismos que ya recibieron los cupos en los decretos anteriores, o también se liberaría para exportadores sin planta o plantas con past performance que quedaron con volúmenes muy chicos”.
Asimismo, consideró que podría darse una recuperación en el precio de la vaca, que durante las restricciones pasó 120 a 80 pesos por kilo. “La integración y el poder de compra que se genera al no tener que estar enviando a un destino de menor valor los siete cortes de la vaca que representaban el a 25% del peso de la res implica una valorización del conjunto del animal muy superior, porque se va a poder exportar con hueso cortes que iban a un mercado interno que no lo deseaba y no lo consumía y eso complicaba mucho el negocio. El impacto va a estar en los precios no solo de la vaca conserva, sino que también, por simpatía, va a arrastrar a las categorías superiores, pero no de los livianos o los de consumo”, señaló.
Precios
Las restricciones impuestas por el Gobierno respondieron, según marcaron los funcionarios que implementaron la medida, a una necesidad de bajar los precios de la carne, que mostraban un aumento interanual cercano al 80%. Es por esto, que una vez liberada parte de la exportación en lo que concierne a la carne de “vaca vieja” y ante una eventual suba de los precios en góndola, el campo advirtió de antemano que cualquier incremento no responde a la exportación, sino a cuestiones macroeconómicas, de emisión monetaria y también de oferta.
Para el economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), David Miazzo, “los precios van a aumentar con o sin esta medida por la inflación, que ya viene corriendo y que, encima, el Gobierno ya emitió un billón de pesos en lo que va del año y en las últimas semanas ha generado una emisión de 250.000 millones, descontando lo que va a ser de acá a las elecciones y a fin de año. Eso obviamente va a tener un impacto que va a ser que suba la carne y la suba de todos los productos en general”.
Por su parte, el economista Salvador Di Stefano, consideró que si bien “los gestos del Gobierno por un acercamiento al campo son bienvenidos, las medidas tienen sabor a poco, ya que se sigue esgrimiendo un control de precios, que tienen todas las condiciones para fracasar. Estamos en la obligación de decir que resulta beneficioso la reapertura de las exportaciones, pero de ninguna manera esta medida hará retroceder el valor de la carne en el mostrador. El que avisa no traiciona. En noviembre escaseará la oferta y el precio de la carne aumentará. Es un problema estructural por carecer, en los últimos 45 años, de una política ganadera seria, ya que todas las mediciones que se realizan obligan a informar que, tanto el rodeo como la cantidad de establecimientos, han caído considerablemente”.
En la misma línea se expresó Tonelli: “El origen del problema de la suba no ha sido resuelto, que es el margen negativo que tienen los últimos 100 kilos de engorde a corral por una invernada cara, alimento caro y precios bajos. Ese tema no fue abordado y no está relacionado de manera directa con las exportaciones. Si no se hace nada y se sigue sin encerrar a animales en la última etapa de engorde porque el número no da, preparémonos a una suba de precios en el mercado interno por faltante o por escasez en noviembre y diciembre para que no vuelvan a pensar que es por la liberación de la vaca a China. Es un tema que debe ser abordado, sino vamos a tropezar con la misma piedra”. Infobae