El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dará a conocer la iniciativa que busca dar un marco regulatorio para el desarrollo de la producción. Es un mercado potencial de u$s450 millones anuales.
Luego de varios meses de elaboración y debate con distintos sectores involucrados, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, presentará el lunes 24 de mayo el proyecto de ley "Desarrollo de la industria del cannabis medicinal y del cáñamo industrial" ante el Consejo Económico y Social (CES), un mercado con un potencial de u$s450 millones anuales, según un estudio del Consejo para el Cambio Estructural (CCE) de la cartera productiva.
Fuentes de ministerio explicaron a Ámbito que el proyecto “busca dar un marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y del cáñamo industrial”. Kulfas realizará la presentación ante consejeros del CES, académicos, diputados y senadores que vienen trabajando en el tema del cannabis, referentes del sector y gobernadores.
El Ministerio de Desarrollo Productivo viene trabajando en este proyecto desde el año pasado. Desde la cartera oficial señalaron que “las pymes y cooperativas del sector tendrán un espacio importante en el proyecto para fomentar el desarrollo de la industria”. Luego de la presentación que hará Kulfas, la iniciativa será enviada al Congreso para su debate.
Vale aclarar que este proyecto es independiente de la ley 27.350 de Uso Medicinal del Cannabis que legalizó al autocultivo con ese fin. La ley reglamentada el 12 de noviembre del año pasado estableció un registro específico para quienes que cultivan cannabis para fines medicinales, terapéuticos y/o paliativos. El Registro del Programa de Cannabis (Reprocann) está a cargo del Ministerio de Salud. Además, la ley garantiza la provisión para pacientes, fomenta la investigación y autoriza la producción pública y privada de aceite y otros derivados.
Según el estudio del CEE dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo “el cálculo del mercado potencial para el cannabis medicinal en Argentina presenta una serie de dificultades, dado que hasta el momento reviste la condición de ilegalidad salvo en los pocos casos autorizados por la Ley 27.350 y su reglamentación original, motivo por el cual no resulta posible, por ejemplo, saber con certeza el número de usuarios”.
Ante este panorama, el estudio realizó una estimación del mercado potencial a partir de la comparación con el caso de Canadá. “De acuerdo con los datos de Prohibition Partners (2019a), en el año 2019 el mercado de cannabis medicinal en Canadá alcanzó los u$s876 millones”, señala el informe. Ajustando por dos parámetros básicos (población y PBI per cápita en paridad de poder adquisitivo), “se llega a que en Argentina dicho mercado podría alcanzar alrededor de u$s450 millones, asumiendo, claro está, el mismo grado de penetración potencial en el mediano-largo plazo”, agrega.
Cadena de valor del cannabis
El estudio del Ministerio de Desarrollo Productivo señala que la cadena de valor del cannabis incluye una larga serie de procesos y actores que van desde el desarrollo de insumos críticos –genética en semillas, fitosanitarios, equipamientos, etc.–, pasando por la producción propiamente agrícola –la cual puede ser del tipo indoor, en greenhouses o outdoor– seguida de la cosecha, hasta la transformación de la biomasa según los usos que se le quiera dar –por ejemplo, medicinal, recreativo, industrial–.
“Las oportunidades de expansión para esta industria no se limitan al mercado medicinal y recreacional”, indica el estudio. En la actualidad, el cannabis puede ser utilizado con fines industriales y en horticultura, para fabricar diversos derivados (fibras, cosméticos, papel, materiales para la construcción, etc.), así como alimentos, bebidas e infusiones.
Además, el informe sostiene que la industria genera repercusiones indirectas no solo por la compra de insumos y bienes de capital para sus distintas etapas y segmentos, sino también por la necesidad, por ejemplo, de servicios de análisis y testeo para garantizar atributos de calidad, trazabilidad, composición y potencia (contenido de THC, principal componente psicoactivo) de la materia prima y derivados, incluyendo genéticas, perfiles de compuestos, detección de contaminantes y/o agroquímicos, y presencia de patógenos.
“A lo largo de todas estas etapas se requiere adicionalmente una serie de servicios asociados a la calidad, seguridad y trazabilidad de la producción. La cadena puede estar integrada verticalmente, en cuyo caso las principales actividades productivas son llevadas a cabo por un mismo actor, o bien puede estar basada en modelos en los que emergen firmas especializadas en determinadas etapas”, explica el CEE.
Además, el estudio hace hincapié en que “el avance en la legalización del cannabis, y la consecuente emergencia de mercados regulados donde operan empresas privadas, dio lugar a que se establecieran requerimientos y estándares para el intercambio en dichos mercados”. Al respecto, agrega que, si bien esto puede abarcar la producción de cannabis para cualquiera de sus usos, es en el segmento medicinal donde estos sellos se encuentran más presentes.