Alemania, Austria y Francia ya lo decidieron: en breve, en comercios, transporte y otros espacios de circulación comunitaria, su población deberá utilizar barbijos de uso médico, el FFP2 en lugar del tapabocas común de tela tejida. El objetivo es frenar la expansión del coronavirus en sus países, donde es invierno y ya circula a pleno la variante del Reino Unido, más transmisible y mortal. ¿Podría aplicarse entre nosotros una medida similar? “No”, respondió escuetamente y sin la posibilidad de hacer más consultas una fuente del Ministerio de Salud de la Nación a este diario.
Desde el 17 de marzo hasta el 17 de julio del año pasado, por la resolución 114/2020 de la Secretaría de Comercio Interior, estuvo prohibida en nuestro país la venta de este tipo de barbijos a personas que no pudieran acreditar su condición de profesionales o trabajadores de salud. “Pero la norma dejó de estar en vigencia -dijeron a LA NACIÓN fuentes de la Secretaría de Comercio Interior-. En ese momento se verificó que se había normalizado el abastecimiento y que el personal de salud ya tenía la cobertura requerida. Desde el Ministerio de Salud, entonces, nos informaron que ya no era necesaria su prórroga”.
El farmacéutico Christian Seu Texeira, director técnico de Droguería del Sud, que abastece al 27% de las farmacias de todo el país, confirmó que no existen limitaciones en la compra de estos barbijos: cualquier persona puede adquirir en una farmacia un barbijo de uso médico. “Son normales las entregas y el stock de barbijos de calidad médica en el país -dijo-. La falta fue el año pasado, cuando se privilegió al personal de salud. Ahora no hay faltantes y además la Anmat prorrogó otra vez hasta el 31 de marzo la no intervención en las importaciones, lo que facilita el mecanismo para importarlos. Esto puede cambiar si la demanda fuera mundial, si todos necesitaran de estos barbijos, pero eso no lo sabemos”.
Frente a una eventual faltante por vía de las importaciones, nuestro país contará con barbijos de calidad médica argentinos diseñados por un equipo de científicos de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el Conicet y la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), el mismo grupo que encontró la fórmula viricida, fungicida y bactericida de los barbijos de uso social Atom Protect. “Las mascarillas de uso médico de alta tecnología están en avanzado proceso de realización, en el marco de la Unidad Coronavirus del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Es un desarrollo superador para el diseño de barbijos en telas tejidas o en una combinación de telas tejidas y no tejidas que satisfagan la barrera física necesaria para ser consideradas de tipo N95 o superior”, dijo el equipo de investigadores.
Más protector
En Europa se los llama FFP2 (por “filtering face piece”) y tienen 3 niveles de filtrado: FFP1, 2 y 3. Los 2 y 3 son los más eficientes. “Los FFP2 son equivalentes a nuestro N95 y a los Kn95, según la normativa china, que son los que filtran el 95% de las partículas o gérmenes. También existen los 3M 9010, de calidad superior, que vienen con una cápsula de filtración más eficiente todavía. Todos son de calidad médica”, explica Seu Texeira, al tiempo que especifica que aquellos que se recomiendan para frenar la expansión viral no son los barbijos con válvula, también llamados “egoístas”, porque solo frenan partículas al inhalar. “En este caso el aire debe estar tratado tanto al ingreso como a la salida”, enfatizó.
En cuanto a los valores, “Droguería del Sud tiene precios mayoristas para las farmacias y oscila por unidad en los $300 -explicó-. Es un número variable. Depende mucho de la presentación, si la caja es más grande sale menos. Y varía también según la marca disponible. Un 3M que viene en envase individual será más costoso que uno de marca china, que tal vez viene en envase de 40 unidades”.
Los barbijos de calidad médica se pueden reutilizar, añade el farmacéutico. ¿Hasta cuándo? “Hasta que se tapan -dijo-. Hay que tener en cuenta que sus filtros son muy eficientes y retienen cualquier partícula que del ambiente. Los fabricantes recomiendan rociarlo con alcohol al 70% al quitárselo y volverlo a utilizar, se usa siempre del mismo lado, no hay riesgo de equivocarse. El mismo usuario se da cuenta de cuándo ya no filtra: es en el momento en que tiene que hacer fuerza para inhalar. No se puede lavar, es un material no tejido, rígido, con forma. Por eso no es una mascarilla cómoda de usar: hace presión sobre la cara. Están pensadas para uso sanitario.”
Los cuidados necesarios
Por el momento, solo han decidido la utilización de barbijos de calidad médica por la población general un puñado de países europeos. María Van Kerkove, responsable de la gestión de la pandemia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) manifestó que “los países son libres de tomar las medidas que consideren necesarias”, pero que para la OMS el uso de tapabocas de tela tejido sigue siendo eficaz y no planifica desaconsejarlo de sus recomendaciones oficiales. “Los menores de 60 años sin problemas de salud específicos pueden seguir usando estos tapabocas”, señaló la funcionaria.
“La OMS dice eso, pero los barbijos de uso médico van a disminuir la transmisibilidad –afirmó Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (Slipe)-. El virus está haciendo una carrera cada vez más veloz para ir cambiando y transformarse en otro virus, lo que implicaría volver a foja cero, algo que esperamos que no ocurra. Esto se evita impidiendo que se transmita de persona en persona. Las cepas del Reino Unido, Río de Janeiro, Manaos y Sudáfrica son más transmisibles. Al principio se creía que no, pero ahora se sabe que además tienen más mortalidad intrínseca. Es decir, a más contagios, más muertes, también porque se saturan los sistemas de salud y se complica el acceso a los servicios”.
Debbag enfatizó que el acceso a vacunas lleva un tiempo y que nuestro país tiene muchos acuerdos con distintos oferentes, “pero no hay un cronograma de entrega”, lo que implica aumentar otros mecanismos de prevención, entre éstos, el uso de barbijos más eficientes. “Los barbijos quirúrgicos tienen una eficacia de alrededor del 65% y retienen las partículas virales de una persona infectada –agregó el especialista-. Los N95, en cambio, retienen hasta un 95% del particulado y previenen la transmisión. En las próximas semanas varios países irán tomando decisiones sobre la necesidad de mejorar barreras mecánicas, como el tapabocas”.
“El otoño no va a poder enfrentarse sin vacuna y sin barbijos de mejor calidad –aseguró el infectólogo-. El Estado debe dar una respuesta social y sanitaria. Primero, el acceso a vacunas en forma rápida y segura y, frente a la probabilidad de una tercera ola en la Argentina, cuando cambien las temperaturas, tendrá que estar preparado para aprovisionarse de barbijos N95”.
La doctora Angela Gentile, jefa del Departamento de Epidemiología del hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, consideró en cambio que el barbijo N95 o sus equivalentes “no son necesarios en la población general. El virus se transmite por gotas respiratorias que, por su diámetro, caen a metro o metro y medio. El N95 se utiliza en casos de aerosolización y salvo circunstancias muy especiales, como ambientes muy cerrados, con mucha gente y sin ventilación, la aerosolización ocurre durante prácticas del personal de salud que involucran la vía aérea, como por ejemplo un terapista que intuba o debe manejarse con secreciones”.
La experta, que fue presidenta de la Sociedad Argentina de Pediatría, añadió que con las medidas habituales que se recomiendan -distanciamiento, uso del tapabocas, lavado periódico de manos, alcohol o alcohol en gel al 70% y ventilación de ambientes- es suficiente para prevenir la transmisión del SARS-CoV-2. “El tema es cumplir con las medidas -reflexionó-. Pero uno ve que no hay distanciamiento y que el barbijo se usa con la nariz afuera, cuando en realidad la mayor parte de los receptores de este virus están precisamente en la nariz. Por eso, más que enfatizar el uso de un barbijo de calidad médica, pienso que si realmente guardamos las precauciones aconsejadas con eso sería suficiente”. La Nación