Munidos con las batas blancas obligatorias para ingresar, Télam realizó una recorrida por el Instituto Anlis-Malbrán, dónde conversó con Josefina Campos, directora de la Unidad Genómica y Bioinformática, sobre el "salto tecnológico muy fuerte" que hubo con la pandemia.
El Instituto Anlis-Malbrán recorrió un largo camino durante los dos años de pandemia, en los que analizó las primeras muestras del nuevo coronavirus en el país y luego decodificó sus varias mutaciones, período en el que incorporó tecnología de avanzada en su Unidad Genómica y Bioinformática -la única de sus características en Latinoamérica-, lo que lo convirtió en un pionero en la investigación científica contra la enfermedad en la región.
Munidos con las batas blancas obligatorias para ingresar, Télam realizó una recorrida por la Unidad Genómica y Bioinformática del Anlis-Malbrán que trabaja de manera conjunta con el Servicio de Virosis Respiratorias del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (INEI) Julio Maiztegui y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCyT) en secuenciar a gran escala el genoma completo del SARS COV-2, por medio de una plataforma robótica, lo que permite detectar nuevas variantes, cadenas de transmisión, conocer la efectividad de los test y definir, en un futuro, una fórmula vacunal basada en evidencias locales.
"El genoma es como la huella digital del virus, ya que tiene toda su información. La secuenciación del genoma de un virus es básicamente sacarle toda esa información; por eso cuando dicen que cambió el genoma es que el virus original mutó", explicó a Télam Josefina Campos, directora de la Unidad Genómica y Bioinformática.
En este sentido, expresó que pudieron localizar una variante "que es la N5 que se conoce como la Argentina, pero no tuvo impacto clínico por lo que no fue tan divulgada, ya que después las absorben las más transmisibles", como el caso de Delta y la super contagiosa Ómicron.
Los y las investigadoras buscan secuenciar a gran escala el genoma completo del SARS COV-2, por medio de una plataforma robótica. Foto: Camila Godoy
Parada frente al robot que extrae material genético y que permite hacer 386 muestras al mismo tiempo, la científica comentó que si bien comenzaron con la secuenciación de genomas en 2016 con otros brotes y emergencias sanitarias, "hubo un salto tecnológico muy fuerte" con la pandemia porque se pudo aumentar el diagnóstico y realizar muchas muestras por día, y a la vez la plataforma "permitió abrirnos al mundo del microbioma".
"El microbioma es lo que se hizo en Wuhan (la ciudad china donde surgió el nuevo coronavirus), cuando agarraron una muestra del pulmón del primer paciente infectado y secuenciaron todo lo que había, sacando por procesos informáticos el material humano hasta poder analizar el material genético nuevo. Eso se podría hacer acá y así lograr un diagnóstico de enfermedades raras o nuevas patologías", enfatizó.
A su vez, Campos consideró que por la pandemia "se valoró y reivindicó lo científico", ya que hoy cuentan con "un presupuesto y una estructura que nos permite planificar y poder darle prioridad a la salud pública".
Por otro lado, reconoció que los primeros tres genomas secuenciados fueron gracias a que consiguieron el presupuesto por medio de un subsidio. "Éramos tres personas, de las cuales una era residente, pero hoy en el equipo somos ocho miembros".
Además, desde el instituto pudieron capacitar y secuenciar muestras de otros países de Latinoamérica y crear "un mini laboratorio de secuenciación en la región", agregó.
En diálogo con Télam, el director del Anlis-Malbrán, Pascual Fidelio, realizó un balance del trabajo científico que llevó a cabo la institución desde que comenzó a propagarse la Covid-19 y recordó que "el primer caso que ingresó al país se detectó el 3 de marzo y el 24 ya estábamos capacitando a todo el país sobre como hacer la técnica del PCR. Así, en abril ya se habían entregando los reactivos a toda la Argentina".
En esta línea, Fidelio mencionó que hay cuatro proyectos para desarrollar una vacuna contra la Covid-19 en la Argentina, uno de los cuales desarrolla sus estudios preclínicos -en animales- en el Malbrán, lo que consideró "todo un logro".
"La pandemia nos puso desafíos, como a todo el mundo, pero hemos respondido y logrado enfrentarla con mucho compromiso y trabajo, uniendo ciencia, tecnología y producción, para generar soluciones y pensar en el futuro; respaldados por una decisión política y económica por parte del Ministerio de Salud", remarcó el Licenciado en Bioquímica.
En este aspecto, indicó que en genómica se invirtieron 2,5 millones de dólares y que "hoy está puesto en uso para la pandemia, pero pueden hacerse investigaciones no solo a nivel local sino regional sobre el origen o avance de enfermedades y de mutaciones".
"La pandemia nos puso desafíos, como a todo el mundo, pero hemos respondido y logrado enfrentarla con mucho compromiso y trabajo, uniendo ciencia, tecnología y producción"Pascual Fidelio, director del Anlis-Malbrán
Si bien el organismo se enfocó en el coronavirus, no dejaron de considerar que la pandemia no podía tapar la persistencia de otras enfermedades.
"Es por eso que trabajamos en analizar aguas, vinchucas, mosquitos por la fiebre amarilla, entre otros. Creamos el Observatorio de Salud y Ambiente, que en conjunto con Genómica y otros institutos, trabajan transversalmente, ya que, a las enfermedades las tenés que analizar desde el punto de vista económico, social y ambiental", concluyó Fidelio.
Destacan que volvió a producirse vacuna contra la Fiebre Hemorrágica Argentina discontinuada en 2018
La vacuna Candid #1 contra la Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA), una enfermedad viral grave que se transmite a través de un roedor silvestre y afecta principalmente a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa, se volvió a producir este año tras haber sido discontinuada en 2018, lo que fue celebrado por autoridades del Instituto Anlis-Malbrán.
"La vacuna contra la Fiebre Hemorrágica es para nosotros un logro enorme porque el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas (INEI) Julio Maiztegui es el único productor, ya que la enfermedad solo existe en la Argentina. Si nosotros no producimos esa vacuna, nadie lo va hacer, por lo que es un deber del Estado", dijo a Télam el director del Anlis-Malbrán, Pascual Fidelio, durante una recorrida por el organismo.
En tanto, para la directora del Instituto Maiztegui, Marita Conti, volver a producir la vacuna fue "de vital importancia" porque "se encuentra incorporada en nuestro Calendario Nacional de Inmunizaciones para la zona endémica desde el año 2007".
"Producir la Candid #1 es retomar una senda histórica por la ciencia, la investigación, la salud pública. Es priorizar la vida de nuestra población expuesta", comentó la médica.
La investigación respecto a las vacunas tuvo un "enorme foco y notoriedad en la pandemia" y a su vez "demostró la gran importancia de las mismas para la protección ante enfermedades de alta letalidad", destacó Conti.
Además, el Instituto Maiztegui formó parte de la red diagnóstica para la Región Sanitaria IV (en la ciudad bonaerense de Pergamino) con los estudios de PCR-RT, para luego incorporarse a la Red Nacional de Vigilancia Genómica con la adquisición de un secuenciador de última generación.
"Eso permitió potenciar capacidades institucionales y dar respuestas en salud pública de enorme trascendencia para las autoridades en este proceso pandémico", concluyó Conti.