Tras ganar Gran Hermano, Marcos tuvo algún contratiempo en el aeropuerto en Buenos Aires, pero finalmente pudo salir hacia su Salta natal y allí se desató el jolgorio. En el Día de la empanada salteña, allí tuvieron otro motivo para festejar: la llegada del campeón del reality hizo que mucha gente vaya a esperarlo con algarabia al amigo de Agustín que supo desarrollar su estrategia de calma VIP ante los conflictos para poder ganarle a Nacho en la final.
“Calma, mi vida, con calma” reza Pedro Capó en su hit “Calma” y este parece haber sido el leivmotiv del tranquilo Marcos, que ahora vive una etapa de cambios que pocos saben dónde lo llevarán, para domar los conflictos antes que se generen, con la tranquilidad de un oficinista cuando manda un mail poco relevante.
Cartulinas, banderas y gorros recibieron a Marcos en un recibimiento tan efusivo como cuando Naohiro Takahara volvió a Japón tras jugar en Boca Juniors.
