La segunda mitad del partido entre Boca Juniors y Gimnasia y Esgrima de La Plata, que se disputaba este miércoles en el estadio de Newell’s, por los cuartos de final de la Copa Argentina, tuvo un violento episodio entre los hinchas de ambas parcialidades que terminó con piñas, destrozos, represión policial y hasta la intervención del presidente del xeneize, Juan Román Riquelme. Fue el ídolo auriazul quien finalmente logró calmar la cosa, tras lo cual, y a pesar de los incidentes, el segundo tiempo se jugó, y terminó con la clasificación de Boca Juniors con definición en penales.
Los disturbios se desataron entre los hinchas del lobo, que ocupaban la popular norte, y los simpatizantes xeneizes ubicados en la platea, cuando ambos equipos ingresaban a la cancha para arrancar el segundo tiempo. En ese sector comenzaron los insultos y el revoleo de butacas y otros elementos contundentes que eran lanzados de un lado a otros. La tensión escaló cuando la barra de Boca, rompió un potón a patadas para acceder a la zona del conflicto. Fue entonces cuando comenzaron la represión policíal, las balas de goma y los gases lacrimógenos.
Fue el ídolo indiscutido de Boca, Juan Román Riquelme quien logró aplacar la violencia, al interponerse entre los efectivos policiales y los hinchas, hasta lograr que retrocedieran. Poco a poco, las cosas volvieron a la calma, la barra regresó a su lugar y, minutos después, sonó el silbato para el arranque del segundo tiempo que terminó con el triunfo, por penales, del equipo de La Boca, que será quien deberá responder por los daños en el Coloso.
