Por Daniel Caran
En las últimas semanas, y luego de muchos años, la crisis económica se apoderó de la calle, de los comercios, de los lugares de trabajo y por consecuencia de los hogares de los argentinos. Todos nos vemos hoy insertos en una realidad incierta, con una economía inestable. Y, con el anuncio que hizo ayer el presidente Mauricio Macri de volver a endeudar al país, solicitándole un préstamo multimillonario al Fondo Monetario Internacional, esta preocupación se convirtió en pánico.
A muchos se nos vino a la cabeza automáticamente las postales trágicas del 2001, con la policía corriendo y pegándole a la gente en plaza de Mayo; los saqueos en supermercados, los vecinos resistiendo en las calles con sus cacerolas y el Congreso en un caos. Con todo esto, claramente se entiende la tensa calma que hay en la calle, la angustia que esta situación social y política nos provoca.
Pero debemos enfrentar la realidad, y entender que aún estamos a tiempo de evitar otro estallido social. Para ello habrá que vestirse de coraje y enfrentar la tormenta que se avecina. Superar la tristeza, desde luego, pero siempre con la voluntad de ir hacia adelante. Deshacer nuestros errores pasados para mejorar nuestro futuro.
Es hora de pronunciar fuertemente nuestra palabra y nuestra verdad y ponerle un freno al Gobierno y sus medidas de ajuste. Ningún tirano puede pasar por encima del Pueblo. No rendirse, debe ser nuestro lema y Volver a Creer: nuestra meta.
Lo único que nos salvará de esta crisis es eso: vernos como sujetos de derecho, plantarnos frente al poder y decirle NO, esto no lo toleramos. Estamos a tiempo y nos merecemos otra Argentina, una con mejor receta: la del desarrollo y el trabajo, pero con justicia social.
