Por Daniel Caran
Mañana lunes se cumplirán dos semanas de interrupción sobre un tramo de la Ruta Nacional 12, es por el socavamiento en el terraplén que sostiene un pequeño puente sobre el arroyo Santa Lucía. Interrumpe todo el tránsito desde la zona norte de nuestra provincia y el que conecta a toda a la comunicación entre la provincia de Misiones con la capital correntina y las provincias de Chaco, Santa Fe, Formosa y Córdoba. El corte es a la altura de Itá Ibaté, para llegar a Corrientes capital hay que hacer un desvío de 150 kilómetros.
No es la única vez que hay problemas con los puentes en Corrientes, ocurre todo el tiempo, en el peor de los casos colapsan y caen. Estos problemas no hacen distinción de jurisdicciones, no reconocen si las rutas son nacionales o provinciales. Esta aclaración es necesaria porque lo primero que hacen los funcionarios es, “aclarar” que atenderán el problema si está o no está dentro de sus jurisdicciones.
El pasado fin de semana largo dicho viaducto estuvo interrumpido, justamente el periodo de mayor movimiento turístico en toda la zona. Lo que espanta es la tranquilidad de las autoridades para atender la cuestión, mucho más para prevenir estos problemas. ¿Qué hace la empresa de peaje? ¿Por qué recauda millones y ni siquiera monitorea los camiones para dar aviso de averías? ¿Las autoridades nacionales y provinciales tampoco supervisan el estado de los caminos? Estamos hablando además de seguridad vial, miles de vida a diario transitan por esas rutas en pésimo estado. Además del daño económico por tener medios terrestres en mal estado.
Por ejemplo: un desvío de 150 kilómetros ocasiona retrasos en el transporte de cargo y pasajeros, es un daño económico en plena crisis inflacionaria. Las empresas de transporte público de pasajeros, mermaron su frecuencia debido a este problema en la interrupción parcial en el tránsito de la Ruta Nacional 12.
Corrientes vuelve a exhibir un drama eterno. Su falta de infraestructura y peor aún, su falta de gestión para lograr esas obras que si se ven en las capitales de provincias vecinas. Y no es por cuestiones políticas: nuestra provincia estuvo cuatro años alineada al macrismo y tampoco obtuvo grandes emprendimientos, incluso ocupó un despacho de lujo como fue el “Plan Belgrano” y no hubo nada de nada. Solamente maquillaje y granes titulares para los medios de comunicación pautados.
Para acceder a políticas de Estado hay que gestionar, es decir, trabajar. Y hacerlo con transparencia e idoneidad, dejar de lado por un rato al menos las cuestiones partidarias y electorales. Concentrarse en políticas que mejoren la calidad de vida de los y las correntinas. Por eso es importante observar lo que ocurre hace casi dos semanas con la Ruta Nacional 12. Es otra contundente muestra del déficit endémico en Corrientes con respecto a políticas públicas a mediano y largo plazo. Porque no es un hecho aislado que ocurre cada 50 años, pasa todo el tiempo. Lo padecimos el verano pasado con los incendios: ¿Sabemos qué plana hay para estar preparados a contingencias ígneas a corto plazo? La respuesta es sencilla, no.
Por eso, necesitamos crecer como comunidad y rever la dirigencia política que está en la administración pública desde hace tiempo.
Nuestra tierra no merece tanto maltrato, ni sus habitantes. Hay que salir del día a día y pensar en el futuro cercano. Ya pasamos dos décadas de un nuevo siglo y en Corrientes parece que el tiempo está detenido.