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Opinión del Director

Estamos perdiendo

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Daniel Caran

Por Daniel Caran

Es verdad que cualquier situación debe tener la repercusión nacional necesaria para recién después convertirse en un problema tangible y aceptado como tal. Y como una muestra más de que “Dios está en todos lados pero atiende en Buenos Aires”, los dramas escondidos por pudor, por ineficacia o por ambas cosas, se reconocen como “virus sociales” al verlos reflejados en diarios, o canales porteños.

 

Esto es tan real, como hablar nuevamente del drama de la droga que pasa día a día por Itatí.

 

La bella tierra de nuestra Madre Morena hoy debe luchar contra el diablo mismo personificado en éste mal social que carcome y lesiona a nuestros jóvenes. Lo triste o doloroso es que tengan que venir desde otro lado para despejarnos la vista ante el drama absoluto.

 

Gabriel Di Nicola, periodista del Diario La Nación, realizó un excelente trabajo en Corrientes sobre lo que sucede en Itatí, y dio detalles sorprendentes: como que los narcos pagan alrededor de 20 mil pesos a los conductores para traer la droga hasta nuestra ciudad-

 

“Estuvimos trabajando durante una semana y pudimos hablar con personal de Prefectura, Gendarmería y fuentes judiciales. Nos contaban que en los últimos 7 meses, el 80 por ciento de la droga que se incautó en el país ingresó por Itatí”, afirmó el colega en una radio correntina.

 

El artículo hace referencia a una situación más que preocupante: las bandas narcos comenzaron a captar adolescentes, a los que les pagan entre 200 y 300 pesos por día, para que hagan las veces de "vigilantes" y ante el ingreso de vehículos y personas desconocidas en Itatí den aviso.

 

Son los denominados "chajá", por el sonido que realizan las aves cuando perciben algo extraño.

 

Ahora, ¿todo esto es nuevo en Corrientes?

Para nada. Es algo conocido y lamentablemente escondido en la mayoría de los casos.

 

Las cosas, hoy por hoy, tienen el perfil de noticias positivas mostrando kilos y kilos de drogas incineradas… ¿y lo que pasa sin ser detectado?.

 

Los datos conmueven y el colega porteño dio en la tecla al graficar concretamente cómo está instalado el drama: “en Itatí o se vive del estado… o se es narco”.

 

En otras palabras, esto es más de la pobreza estructural de la que insistimos debemos luchar para desterrarla.

 

La gravedad del tema nos lleva a preguntarnos hasta donde habrán llegado las garras de éstas aves de rapiña que juegan con el futuro de nuestros jóvenes. Deberíamos ocuparnos y no esconder el drama, antes que sea demasiado tarde.

 

Mientras tanto… estamos perdiendo… y por lejos. 

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