Por Daniel Caran
Corrientes tiene la energía más cara del país. Se escuchó la afirmación y no era la de un analista, fue la del gobernador de la provincia de Corrientes durante una exposición en una gran vidriera nacional como lo es la de un ciclo de conferencias del multimedio más grande del país.
Una verdad sabida por todos y todas las habitantes de la provincia. Se aprontan además más subas energéticas para lo que resta de este segundo semestre hasta fin de año.
Hay un problema en nuestra dirigencia provincial y del país, el comentarismo de la realidad cuando justamente son los dirigentes y funcionarios los encargados de hacerla más agradable para vivir.
Desde hace tiempo observamos que quienes tienen responsabilidad en modificar esa realidad, hablamos de la económica y social que mejore los índices laborales, de desocupación, de educación, de acceso a la salud y consumo; dejen de comentar la realidad y trabajen para modificarla.
Como lo apuntó el máximo funcionario de la provincia, Corrientes es uno de los distritos regionales y del país con las tarifas más caras y no solamente la energética. Hay que sumar la del consumo de agua potable, alquileres, pasaje en transporte público de pasajeros –la capital provincial- lidera el ranking de las otras capitales vecinas.
La revelación de las tarifas más caras no es una realidad nueva que irrumpió hace poco tiempo, padecemos esto desde hace décadas y contrasta con la de una provincia con salarios estatales bajísimos siempre en medición con los distritos vecinos. Hoy, con una escalada inflacionaria ese panorama constante de tarifas encarecidas, hace una realidad mucho más cuesta arriba.
Es menester que quienes ocupan cargos dejen de lado el sofismo y pongan manos a la obra para modificar esa realidad que tanto comentan. Y cuya responsabilidad es siempre del otro, del gobierno anterior, un sofisma que en Corrientes no puede ser aplicado porque no hay alternancia desde hace más de 20 años. No se puede echar la culpa a quienes gobernaron antes, pero sí se busca una constante excusa a la administración nacional. Sin embargo, cuando la administración federal era del mismo color y tenor político a la de la provincia, la realidad tampoco se pudo modificar. Vaya laberinto en el que estamos inmersos.
Es allí donde queda más expuesto ese sofisma de comentarista de la realidad. Debe haber una búsqueda para encontrar una salida a ese laberinto. Y es el consenso, abrir el diálogo entre quienes no piensan de la misma forma y dejar de buscar todo el tiempo, responsables que siempre sean del otro equipo. Claro que deben existir los responsables, pero nos urge empezar a solucionar la coyuntura para encontrar ese camino que nos guíe a la salida de este laberinto muchas veces oscurecido por la verborragia de quienes se pasan comentando la realidad que ya la conocemos y es, la mayoría de las veces, insoportable.