Por Daniel Caran
Lo que bien podría definirse como una muy buena noticia, al concretarse la metodología devolución escalonada del 15% a las provincias, termina siendo un anuncio estrictamente técnico que poco y nada repercute en el clima social.
Porque los anuncios técnicos, que tendrán su obvia explicación en ese ámbito, o no es bien comunicado o no tiene –a nivel local- la implicancia que debería tener.
Luego de la reunión en Casa Rosada, con la asistencia de gobernadores de todas las provincias, las expectativas terminan chocando contra una pared que representa la realidad: más pobreza, menos trabajo, cero esperanzas.
El todopoderoso Enrique Vaz Torres respondió rápido ante lo implicaba otras salidas.
Escuetamente dijo que la provincia “recuperó el equilibrio fiscal” y descartó aumentos salariales.
“Se ha inflexionado la curva de tendencia de deterioro, se comienza una instancia diferente, entendemos que luego de la estabilización se espera que comience el crecimiento”, sostuvo el virasoreño, con notable prestancia técnica.
Y al ser consultado por la posibilidad de instrumentar una recomposición salarial extra habida cuenta de la llegada de recursos, respondió tajante: “no tenemos margen para hacer ningún tipo de anuncio en este sentido porque dependemos de la recuperación de recursos. Y esto está compensando la caída de recursos”.
Todo ok la explicación, pero en definitiva seguimos en la misma.
El esquema ricardista repite estrategias: la previsibilidad implica a su vez la nula posibilidad de discutir salarios, a partir de un concepto equivocado de pensar que el estado “paga porque se le ocurre y puede”, cuando la verdad es que “paga porque debe hacerlo”
