Por Daniel Caran
Sorprendió la delicadeza de sus palabras, ya que con argumentos correctos desde su básico dialecto, buscó “minimizar” el efecto.
"La mujer no está para pintar cordones ni hacer recolección de residuos sino que se van a dedicar a potenciar la vida en familia. Y con esa metodología se las obligaba a hacer trabajos forzados”, dijo Ricardo Colombi, al justificar el traspaso del programa Ellas Hacen a la órbita provincial.
Colombi no anduvo con vueltas al responder el enojo del intendente Ríos por el polémico traspaso de éste programa que –por encima de cualquier dato- implica el manejo directo de unos 3200 puestos laborales… lo que no es poco, en épocas de campaña.
Y para el Gobierno Provincial, nulo de programas productivos y sin propuestas concretas de opciones laborales, esto implica abrir una fábrica: ni más ni menos.
Así, Tassano y Lanari empiezan a frotarse las manos, ya que suman otro instrumento de presión para las ya sufridas familias del conglomerado más empobrecido de la ciudad.
No obstante, para no desviar el foco de la idea inicial, Colombi solo actuó con el instinto obvio y esperable de su ideología, de su pensamiento.
“La mujer deberá volver a su casa, a cuidar a sus hijos, a estar más tiempo con ellos. Fue menoscabada con este plan por trabajar en horas inadecuadas barriendo, podando, la mujer no está para eso. Con esto se recupera la dignidad de la jefa de familia, que es la madre" agregó.
En esa misma línea Colombi prosiguió: "estando en el hogar pueden criar mejor a sus hijos y a guiarlos por el mejor camino. Esto es un concepto humanístico de la política".
Hay que reconocer: delicada manera de mandarlas a lavar los platos.