Por Daniel Caran
Las estadísticas que suelen ser frías esta vez son abrumadoras. En una semana Corrientes tuvo 25 fallecimientos a raíz de Coronavirus. Es una de las marcas luctuosas más altas en lo que va de la pandemia. Ante esta calamitosa situación ya no planteamos qué hicieron las autoridades provinciales durante estos nueve meses.
Está expuesto que no hicieron mucho. Concentraron recursos económicos en propaganda mientras el virus avanzaba silenciosamente entre nosotros.
Las propias autoridades sanitarias, el ministro de Salud Pública, Ricardo Cardozo, reconoció este último viernes que no hay protocolo unificado en Corrientes para proceder en caso de fallecimiento de pacientes Covid-19 positivos, fuera de centros médicos. El caso dantesco de la demora de 15 horas en retirar un cuerpo de un departamento, evidencia, deja desnudo al Gobierno radical en lo que primero pareció ser impericia y ahora estamos viendo que es indolencia. Cero interés y conmoción por lo que le pasa al comprovinciano.
Estamos entrando al último mes del año y todo indica que la situación de Corrientes con respecto a sus distritos vecinos, es peor, durante esta semana que pasó se inició en las provincias limítrofes el movimiento de transporte de mediana y larga distancia. ¿Y Corrientes? ¿Ya tiene lista su terminal de ómnibus?
¿Dispuso para reactivar el transporte de mediana y larga distancia, los protocolos de bioseguridad?
Nada de nada. Como siempre no hay información al respecto y todo está supeditado a los anuncios que haga el gobernador Gustavo Valdés mañana por la mañana.
Probablemente el mandatario extienda una semana más la fase 3 y quizás, modifique el horario de atención comercial para que regrese a su desdoblamiento. Algo reclamo por el sector desde el inicio de las restricciones hace más de una semana.
Pero la imagen que se ve y, sobre todo, la sensación que uno posee como ciudadano es que la administración provincial está paralizada. No hay capacidad de reacción y necesitamos que hagan algo.
Interior caótico
La situación en el interior provincial está al borde de convertirse en descontrol. Goya, la segunda ciudad de la provincia y el principal bastión político del radicalismo suma 40 casos positivos.
Y seguramente serían muchos más si se incrementara el testeo.
Como ocurrió a nivel provincial, el intendente goyano, Ignacio Osella, se jactó durante todos estos meses de “vivir en libertad”. Sin ningún tipo de prevención e información a la comunidad de lo grave que era la situación. Ahora, como su correligionario y mandatario provincial, se llamó a silencio.
Espera solamente los anuncios del gobernador para continuar con una falsa realidad de que se puede convivir con el virus. Con el Coronavirus no se convive señores, se muere y está demostrado que el sistema sanitario provincial colapsó al menos hace dos meses. A pesar del esfuerzo sobrehumano que hacen médicos y enfermeros, no nos olvidemos, estos últimos precarizados con salarios de 10 mil o 16 mil pesos.
Paso de los Libres con más de cien casos positivos, Bella Vista con 72 y el terruño del ex gobernador Ricardo Colombi, la localidad de Mercedes suma 16. En cada una de estas comunas si se incrementarán los testeos los números se dispararían de manera formidable.
Pedir asistencia o ayuda, como quieran llamarlo, al Gobierno nacional es lo que debería hacerse y para eso la oposición deberían ejercer ese rol. Es el mandato popular de la sociedad.
Correntinos y correntinas están muriendo. Nuestra economía se hunde en las profundidades de la pobreza por impericia de la gestión oficial en la pandemia.
Necesitamos que hagan algo. Es urgente. Es de vida o muerte.
