Por Daniel Caran
Vivimos hechos violentos y oscuros. Hay dos cuestiones que lideran los reclamos a la dirigencia por parte de la comunidad: que se frene la inflación y la inseguridad. Cada vez es más complicado salir de casa, incluso los niños y adolescentes son asaltados cuando van a la escuela. Los arrebatos ocurren a toda hora en diferentes zonas de la ciudad de Corrientes, idéntico panorama ocurre en las comunas del interior.
De hecho, en varias localidades correntinas la gente se movilizó pidiendo mayor compromiso y trabajo de las autoridades policiales y judiciales, para prevenir y combatir el delito.
Pero dentro de esos reclamos hay otra cuestión mucho más preocupante: la falta de representatividad por parte de la clase dirigente que es la encargada de velar por nuestra seguridad y bienestar.
Y por qué ese déficit en la representación, porque es la comunidad la que debe movilizarse para poner freno a esas cuestiones. Vecinos autoconvocados, sin la representación de ningún partido político o espacio u organización social. Aquí también hay algo que viene ocurriendo en la Argentina desde hace tiempo. La separación existente entre la clase dirigente y la sociedad civil. Y esto nos lleva a zonas oscuras porque se empieza a poner en discusión el sistema.
El sistema democrático empieza a crujir porque no da solución a los problemas básicos de una sociedad: trabajo, economía, seguridad, salud y educación.
Entonces, sobre esta cuestión medular es que debemos trabajar y mirar. Es allí donde nuestros dirigentes, todos, oficialismo y oposición deben hacer foco y ponerse a trabajar.
Pero por sobre todo encontrarse en la palabra con el otro, dejar de hablarles a sus partidarios y hablarles a todos. Porque es en la palabra donde nos encontramos, encontramos al otro.
Feliz pascua y es justamente en este tiempo donde debemos encontrarnos.