Por Daniel Caran
Cuesta tratar otro tema tras otra semana de desencuentros y cruces en el Senado Provincial y en el Concejo capitalino, en una muestra de que las mañas han sido rescatadas para instalarse nuevamente entre la siempre controversial clase política correntina.
Los dimes y diretes, con mezquinos intereses en el medio, no han sido propiedad de unos pocos, y como si tuviera su efecto de contagio, la pelea trascendió ciertos ámbitos y viene produciendo daños colaterales.
Decíamos durante la semana que, para quienes vivimos episodios similares en el pasado, muchos de los protagonistas son los mismos. Algunos de manera directa, con verborrágicos discursos; otros volvieron a apelar a los mecanismos de las sombras, buscando instalarse en el centro del ring después de haber estado por un buen tiempo sentados en la tribuna.
La lamentable historia repite fundamentos y argumentaciones políticas frágiles, como la conformación de las comisiones de trabajo en el Senado, cuando en realidad la propia indefinición lleva a comprender que los intereses son mucho más amplios y complejos, y demandarán esfuerzos de todo tipo poder superar el trance.
¿Hasta dónde ésta mini-crisis política afecta al común de la gente?. Podemos coincidir que el correntino medio no sabe o no entiende de qué se trata, pero minimizar su capacidad de recepción de las cosas pensando que directamente no le toca en nada es jugar con su propia inteligencia. Esto, para los políticos… quienes parecen creerse dueños totales de un espacio que justamente les dio el voto… y hacen poco y nada para ‘devolver gentilezas’.
Está claro que la nueva clase política en Corrientes aún está en deuda con la sociedad toda y con ella misma. Porque se vive reclamando por el recambio, pero cuando aparecen éstas peleas son siempre los mismos quienes exponen sus penurias obstaculizando todo en nombre de una desconocida ideología que es como el té de tilo: no hace mal, ni bien.
Y es allí donde se explican nuestras postergaciones eternas. ¿Qué podemos pretender como sociedad si a la primera de cambio nuestros representantes se pelean por estupideces y esas peleas terminan parando la actividad legislativa a nivel provincial y en el principal distrito correntino?
¿Habrán hecho –los políticos- su análisis retrospectivo para buscar al menos un indicio del porqué cometemos siempre los mismos errores?
¿Por qué siempre tenemos que sufrir las mediocridades de personajes grises que creíamos olvidados?
Los acuerdos institucionales entre Provincia y Capital, por caso, terminaron siendo solo un tiempito de buenas noticias. Todo vuelve a ‘fojas cero’.
Así, mientras sigue el tren de la historia, nosotros seguimos sumidos a los caprichos de unos escasos dirigentes que no miran más allá de sus narices. Se entiende el porqué de las eternas postergaciones. Tal vez las merecemos, lamentablemente.