Por Daniel Caran
Hace poco recibimos la noticia de que se elimina el Fondo Federal Solidario, o fondo sojero, como todos lo conocemos. No es nada nuevo: es parte del acuerdo entre el Gobierno Nacional y las provincias, en aquel famoso Pacto Fiscal. Lo cierto es que estaba previsto para el año que viene, pero Macri se adelantó y lo mandó a “foja cero” mediante un decreto de urgencia. Algo a lo que ya nos tiene acostumbrados el presidente.
Pero la idea aquí no es culpar al gobierno nacional ni a Macri, aunque son claramente responsables, porque sabemos que a eso vinieron: a saquear el país de manera brutal como lo vienen haciendo. Es parte de la receta de los fondos buitres. Sin embargo, hay otros responsables en la quita del Fondo Sojero, y son los legisladores peronistas – traicioneros “compañeros” – que aprobaron el pacto fiscal a sabiendas de lo que ocurriría.
Ahora que el fondo ya no está, que ya no puede ser un salvavidas para las provincias y, especialmente para los pequeños municipios, los compañeros recién se acuerdan y salen a levantar la voz contra el gobierno nacional. ¿Por qué no lo hicieron antes, cuando agacharon la cabeza, y los legisladores del bloque justicialista firmaron el acuerdo? Ahora ya es tarde, si antes no tuvieron el valor necesario, hoy son solo perros que ladran pero no muerden.
Valiente es la decisión de Cemborain en Mercedes, que prometió no dar el brazo a torcer y recurrirá a la Justicia para que vuelva el Fondo Sojero. O por lo menos, para que alguien aclare con qué recursos contarán desde ahora los municipios. ¿Podrán realmente afrontar el gasto las provincias? Claramente lo dijo Tassano, “vamos a tener que pedirle un mayor esfuerzo a los vecinos”. Y otra vez el pueblo bancando con sudor el ajuste de este gobierno.
Claro está que perdimos soberanía, pero lo que más duele es que la dirigencia opositora sea de cartón. De los que esperábamos que nos representaran y defendieran nuestros derechos ante los títeres del neoliberalismo, no recibimos más que una cachetada. Y ahora, me pregunto, ¿quién podrá defendernos?