Por Osvaldo Arsenio
El Comité OIímpico Internacional (COI) ha generado varias polémicas desde su creación. Al principio, la visión de un deporte de competencia sólo para los hombres, y además totalmente amateur y para élites económicas y sociales. Se dejó afuera durante décadas a más del 90% de la población mundial, es decir, dejó fuera a las mujeres, a los trabajadores, y a las clases medias, hasta bien avanzado el siglo XX.
Hace algo más de medio siglo avaló la realización de los Juegos Olímpicos de México, en medio de una brutal represión a una protesta estudiantil que dejó centenares de muertos.
Avanzado el siglo XXI, intenta controlar a las nuevas y minoritarias corrientes de deporte no binario, proponiendo que las deportistas mujeres con exceso de testosterona se sometan a un tratamiento para bajar esa hormona. O sea, un "doping para empeorar", algo que solamente puede relacionarse con la ciencia ficción más disparatada.
Ahora nos propone nuevos deportes y no casualmente para Los Angeles 2028, como son el Flag Football y el Break Dance. El primero de ellos está vinculado a la Federación de Football Americano, y es una variante muy minotaria y sin contacto físico de ese popular deporte de Estados Unidos.
El Break Dance es una especie de juego coreográfico que se inició en el Bronx en los años '70, en enfrentamientos entre pandillas rivales, y si bien es algo alejado de los cánones deportivos, el COI señala que puede ser atractivo para los jóvenes.
Me parece que es más inteligente y efectivo reforzar la práctica de los deportes individuales y colectivos tradicionales, eliminar aquellos cuya práctica sea sólo hecha por minorías en pocos países, y vigilar mejor a los que últimamente tienen continuos escándalos de doping.
Con solamente eso, mucha más gente será beneficiaria del deporte. Para quedar bien con el país organizador y sus sponsors, no es necesario ni tiene sentido apoyar proyectos deportivos exóticos.
