La ciudad de Corrientes registró en 2022 un total de 7 asesinatos, uno de ellos ocurrió el 15 de abril en el Parque Mitre cuando dos hombres indigentes pelearon: Francisco Altamirano mató a Nahuel Olazar.
particularidad que no se registraba al menos desde 2015, ya que durante todos los años que van de ahí hasta 2023 siempre hubo al menos un crimen de este tipo en el transcurso de 14 días. Esta singularidad, que es advertida gracias al registro sistemático de casos que NORTE de Corrientes mantiene actualizado desde hace 8 años, se da en el marco de un considerable descenso de este tipo de hechos al finalizar 2022: solo hubo 30 casos, la cifra más baja, con excepción de 2016 cuando fueron 28.
Tal como se había señalado en la primera edición del año al presentar los datos preliminares, la caída con respecto a 2021 e incluso 2022 -años pandémicos- es notoria y su estela continúa en 2023 dado que hasta el momento no se han materializado muertes intencionales configurables en la tipología del "homicidio doloso", distinto del "culposo" aplicable a los casos de muertes viales, que de momento también muestran un ritmo lento en la acumulación de fatales.
Si bien han ocurrido hechos violentos -como el ataque con cuchillo y cascotes entre tres hombres a un cuarto en Goya la primera semana de enero- su magnitud no ha superado el umbral de la muerte, con lo que además de la mitad del primer mes de 2023 la intermitencia entre el último caso y uno nuevo ya se prolonga en 41 días, ya que fue el 5 de diciembre de 2022 cuando sucedió el asesinato más reciente: el crimen de Juan Cruz Fabinski en el barrio Lomas del Mirador de la Ciudad de Corrientes, hecho cometido por un adolescente que fue liberado debido a su edad y dado que declaró que mató a la víctima por que esta intentó tres veces robarle la moto durante la madrugada mientras realizaba labores de cadetería en una hamburguesería de la zona.
Desde entonces las agresiones, peleas y ataques entre habitantes del territorio provincial permanecieron por debajo de la línea vital. Lo interesante es que esta notoria baja en la expresión más cruenta de la violencia social, sin precedentes en los albores de años anteriores, sí se vio anticipada en dos tramos de cada semestre de 2022 cuando hubo una interrupción semejante a la que se está dando cuenta en este reporte e incluso con una duración algo mayor. En marzo y agosto directamente no hubo casos. El primer hiato va del 14 de febrero al 2 de abril (47 días) mientras que el otro transcurrió entre el 19 de julio al 3 de septiembre (45 días).
Estos considerables lapsos muestran sus consecuencias al realizar el balance final: en la relación interanual 2021-2022 la caída fue del 44%, ya que el primero del binomio había contabilizado 54 casos, siendo el segundo pico más alto luego de 2015 cuando la marca alcanzada ha sido 56. Y tras el más alto vino el más bajo con una disminución de un año al otro del 50%. Entre 2017-2019 entre 40 y 53, para bajar a 43 en 2020. La influencia del aislamiento sobre los homicidios dolosos parecería ser relativamente baja dados los números que ofrecen un momento pospandémico y cuando en otros distritos la cuenta ya está en marcha. Diario Norte
