La irrupción de Manes profundizó las diferencias entre Morales y Lousteau por la estrategia para disputarle al macrismo el liderazgo de JxC; la pelea por la conducción partidaria
El deseo de la UCR de disputarle el liderazgo de Juntos por el Cambio a Pro en las PASO del 12 de septiembre profundizó las divisiones internas en la cúpula del radicalismo. Los jefes del partido comparten la ambición de hacer resurgir a la fuerza en todo el país, sobre todo en Buenos Aires, con la carta del médico Facundo Manes, para comandar la coalición opositora, pero difieren en el método para lograr su objetivo. Por un lado, están los que abogan por acordar con el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el nuevo ordenador del macrismo, para equilibrar fuerzas y evitar la hegemonía de Pro. Y, por el otro, los que apuestan por la confrontación con el alcalde para que la UCR gane protagonismo. Entre ambos extremos están los equilibristas que piden calibrar la mira: “El rival es el kirchenrismo”, evangelizan.
Hasta el final de la gestión de Mauricio Macri, la UCR se había conformado con un papel de reparto en la alianza. Pero fortalecido después de su proceso de internas, el partido logró subir a Manes al ring electoral en la provincia. De todos modos, hubo un hecho clave que los alentó a pelear: la mudanza de María Eugenia Vidal a la Capital.
Las distintas posturas en la UCR quedaron en evidencia a raíz de los cruces que generó Manes, un outsider para el ecosistema radical y cambiemita, en sus primeras intervenciones
como candidato. El dardo del médico a la Ciudad -pidió que no se usen impuestos de los porteños en la campaña- y su choque con Elisa Carrió provocó una reacción en bloque. En ese operativo blindaje a Manes se vieron dos posiciones: el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y otros referentes del partido, apuntaron contra Larreta. En cambio, el sector de Martín Lousteau, aliado del alcalde en la Ciudad, respaldó al médico, pero alertó sobre el supuesto intento de Morales de romper con Pro. “Hay un radicalismo más protagonista, pero esto no es contra Pro”, remarcan en Evolución.
Detrás de esa discusión subyace la disputa interna entre las tribus de Morales y Lousteau por la conducción de la UCR nacional. Esa batalla -clave para definir el esquema de alianzas del partido- se librará en la convención prevista para fin de año. Pero la pelea para posicionarse en la carrera por la sucesión de Alfredo Cornejo ya comenzó. “Hay un despertar del radicalismo en términos de energía partidaria, no sé si en términos de organización”, evalúa uno de los jefes de la UCR a nivel nacional.
Tras el corrimiento de Macri, el gobernador de Jujuy, que aspira a competir por la Casa Rosada en 2023, eligió a Larreta como el blanco predilecto de sus ataques. “Gerardo lo ataca a Larreta porque es la competencia para 2023 y porque cree usa la alianza con Lousteau para meterse en la interna del radicalismo”, señala un dirigente de peso del partido. Días atrás, Morales le reprochó a Vidal que no haya apoyado a Manes para lograr una lista de consenso.
En el pelotón de Lousteau creen que Morales “juega a tensionar” y sospechan que Sergio Massa está detrás de su supuesto plan para quebrar a JxC. “Gerardo quiere ser el vice de Sergio en 2023, ir al Senado o reelegir en Jujuy después de reforma la constitución”, especulan. Sus elucubraciones se centran en el vínculo del tigrense con Morales y el armado del oficialismo en Jujuy. Allí, Carlos Haquim, vice de Morales, es un exalfil del massismo. En el entorno de Lousteau entienden que la figura de Larreta ofrece una mejor versión de Pro: “Lo que hizo Horacio es correr a Macri, algo que muchos le pedíamos”, apuntan. Y defienden la decisión del economista de no forzar una interna con el larretismo en la Capital, como reclamaba Morales. “No hacía falta porque en la ciudad ya tenemos una identidad”, insisten.
Molesto con la actitud de Morales, Larreta no descarta que Massa esté detrás de la embestida jujeña o que el gobernador busque desgatar su figura, pensando en 2023. Días atrás, lo indignó saber que Morales lo criticaba en una radio mientras Cornejo y Naidenoff pedían en un zoom bajar el nivel de confrontación. “Esto es premeditado”, evaluaron en la Ciudad. Pero el alcalde repite que él no se “enoja”. Es más, considera que Morales no es un vocero válido de la postura de la UCR. Es que el jefe de gobierno tomó como un triunfo el tuit de Emiliano Yacobitti, del radicalismo porteño, contra el jujeño. Otros líderes radicales descartan que Massa teja la estrategia de Morales. “Nadie en Juntos por el Cambio es más amigo de Massa que Horacio. Habla más que cualquiera y está bien”, apunta una espada de la UCR.
Mientras Morales y Lousteau se trenzan por Larreta, Cornejo y Negri buscan hacer equilibrio en la interna para blindar la unidad. Ambos trabajaron durante los últimos días para bajar los decibeles en la fuerza tras el ataque de Carrió a Manes. “Tenemos que graduar la velocidad de la confrontación, porque la gente considera que JxC es el vehículo para frenar al kirchnerismo y nos pide que no lo choquemos”, indican cerca de Negri.
La interna entre Manes y Diego Santilli, el delfín de Larreta, será un test clave para las aspiraciones de la UCR de liderar a JxC. En ese punto coinciden las distintas líneas internas del partido. “Un triunfo de Facundo es vital para tener un radicalismo más fuerte y evitar la hegemonía de Pro”, señalan.
El 29 de agosto habrá elecciones en Corrientes. Si Gustavo Valdés lograra acceder a un segundo mandato, los popes radicales buscarán subirse al triunfo para mostrar que la UCR está lista para correr al Pro del trono cambiemita, en la antesala del debut de Manes en Buenos Aires.