Con respecto a la manifestación de hoy, llevada adelante por los sectores más humildes, postergados y vulnerables, en todo sentido; nunca se pudo observar anteriormente tanta presencia espontánea, legítima, leal. Sobre la avenida correntina Pedro Ferré, frente a un local de una tradicional cadena de supermercados caracterizados por tener buen impulso en nuestra economía, hubo mujeres, hombres, jóvenes, niños, mayores y ancianos, que no respondieron a ninguna bandera, ningún pasacalle, ninguna tacuara larga invitando a la protesta, con razón o por la protesta misma.
Más allá de la convocatoria de la FOB, fueron empujados por un estómago vacío, por una inflación que si se acelera un poquito más se asemeja mucho a la que se devoró muchas vidas, bien a fines de los años ochenta o, más recientemente, la que empujó a un presidente a tomarse un vuelo diciéndole adiós muy anticipadamente a la responsabilidad de ser la máxima autoridad de una república.
En la República de Corrientes hoy ocurrió que esa multitud, proveniente de distintos puntos neurálgicos de los bolsones de pobreza de la ciudad, fogoneada especialmente por los últimos diez años de una administración que solo se la pasó lamentándose porque estuvo aislada del resto del país; concurrió espontáneamente frente a un supermercado, pacíficamente, a solicitar un poco de comida, bajo el motivo de transcurrir una digna navidad, aunque se trate de un poco de arroz y algunos bultos de fideo. Demasiado poco, para tanta hambre.
No hubo banderías, ni pancartas, ni caras cubiertas, ni rostros tapados, ni actitudes amenazantes. Solamente mujeres con hijos teniendo hambre a quienes se hace dormir ni bien entra la tarde, con un poco de mate cocido y algo de galleta en los estómagos, para que no pidan nada de comer en la cena, porque verdaderamente no hay. Así de lacerante se sometió a la sociedad correntina durante estos años. Por eso la marcha de hoy tuvo mucho de legitimidad social, en respuesta a una comunidad que siente la necesidad de ponerle punto final a una dignidad pisoteada.
A pocas cuadras de allí, como siempre en el contrasentido social de un gobierno que se está yendo, se presentaba una canasta navideña con buen cordero correntino. Es contar dinero delante de los pobres.
