El Obispo de Goya, monseñor Adolfo Canecin, celebro el Sábado Santo, la vigilia pascual en la Iglesia Catedral “Nuestra Señora del Rosario”, en un clima de profunda reflexión transmitida por los medios de comunicación, con pocos feligreses, por la pandemia del Covid. El Obispo pidió “escuchar” la Palabra donde “todo nos habla de un paso, una Pascua”. Durante la celebración, renovó las promesas bautismales de todos los presentes, porque “no hay situación humana que no pueda ser removida por el poder del Resucitado”.
Monseñor Adolfo Canecin, en esa Noche Santa, realizo la bendición del fuego y de los cirios, en el primer momento de la celebración, cuando el templo permanecía a oscuras y luego de encenderse las luces anunciando la Resurrección, pronuncio la homilía.
“Hermanos, con toda la Iglesia, conforme a las posibilidades que nos permite la realidad actual en tiempos de pandemia, estamos aquí (catedral) reunidos de manera presencial, pero, muchos mas hermanos forman parte de nuestra asamblea atraves de las radios y redes sociales, esto, permite que seamos una multitud incontable en esta solemne Vigilia Pascual”, comenzó diciendo.
Al destacar el Evangelio proclamado, el Obispo recordó a las mujeres que fueron muy de madrugada para ungir el cuerpo de Jesús y se preguntaron “¿Quién va a mover la piedra? que tapaba el sepulcro”. En seguida, pidió a los presentes preguntarse cuál es la piedra que cada uno debe que "remover" indicando que "cada cristiano está llamado a descubrir en el Resucitado al que remueve las piedras más pesadas del corazón”.
“Cuantas piedras amenazan entorpecer o aplastar en el camino de la vida” remarco.
“Los matrimonios, las familias, los sacerdotes, consagrados…todos tenemos experiencias de piedras, que a veces no sabemos cómo removerlas” y sin embargo “la fuerza y el poder de la resurrección logró remover la piedra que la humanidad nunca lo hubiera logrado, nadie pudo remover, la de la muerte y su causa que es el pecado” aseguro el obispo.
En su homilía rescató la piedra del sepulcro como elemento guía para la reflexión: “El pecado es la peor pandemia. En estos momentos la humanidad tiene esta piedra de la pandemia, del virus que está haciendo estragos y con todas las amenazas de la segunda, tercera y cuarta ola…”.
“El ser humano nunca hubiera podido remover esta piedra, pero, cuando llegaron las mujeres se encontraron con que esa piedra había sido sacada del lugar. La fuerza y el poder del resucitado removió la piedra, la fuerza de la resurrección remueve la piedra de la muerte y es respuesta, hay vida” dijo.
En otro tramo, invitó a los presentes y a quienes seguían la celebración por Facebook, a leer Efesios capítulo 1, versículos 19 y 20. Allí dice que “Dios quiere actuar en nuestras vidas con el mismo poder que movió la piedra del sepulcro, con el mismo poder del Resucitado”.
“Miren si le dejamos a actuar a Dios con ese mismo poder en nosotros, se remueven todas las piedras, se cambian de lugar las piedras que nos están aplastando. Dios quiere actuar en nosotros con el ´mismísimo´ poder del resucitado, allí hay respuestas para todos los interrogantes y hay luz que disipan la oscuridad por mas que sea muy densa, hay caminos en medio de tantas razones, es el camino del Resucitado y el camino de la Resurrección” puntualizo.
“Lo que mueve es el ser testigos de la resurrección, pero para eso hay que experimentar la resurrección. Esta es la gran noticia”, destacó.
"Lo definitivo no es muerte, es vida; no es oscuridad, es luz. Por eso la persona que tiene fe y se acerca al Señor puede experimentar que se remueve la piedra del pecado de su corazón” afirmo.
Monseñor Adolfo Canecin, extendiendo sus manos expreso: “¡Esta es la gran buena noticia!”.
Finalmente, el obispo dijo que “Jesús resucitado vino para que tengamos vida y, vida en abundancia” y más adelante alentó a “hacer la experiencia de la resurrección”, porque solo, “quien tiene la experiencia contagia”.-