Lo paranormal suele ser un tema tabú, incluso en una provincia como Corrientes donde abundan las historias y mitos sobre fantasmas y seres extraños. Ese temor o resistencia a hablar del tema, genera que muchas personas callen experiencias perturbadoras que deben afrontar y que transforman su vida en un verdadero infierno.
A los que atraviesan ese calvario intenta ayudar Rodrigo García Ferreyra, un investigador paranormal que nació en Buenos Aires, pero vivió la mitad de su vida en Corrientes, donde estudió, trabajó y se inició en lo que hoy lo apasiona.
«La mitad de mi corazón está en Corrientes, la parte más importante de mi vida fue allá. Mis primeras maestras eran brujas que conocí allá. Mucha magia, mucha brujería, mucho payé, mucho fantasma y, sobre todo, mucha espiritualidad; porque, puertas adentro, la oscuridad de lo paranormal se combatía a través de la espiritualidad religiosa que en Corrientes es súper fuerte», comentó en diálogo con El Libertador desde la Capital Federal, donde vive actualmente.
Pero antes de hablar de su desarrollo en territorio porteño, reveló que en Corrientes trabajó en una radio que estaba «completamente embrujada» y que en aquel momento empezaron a llegar a él las primeras historias que lo movilizaron. «La gente increíblemente me cruzaba y me contaba historias y yo trataba de encontrar una manera de ayudar a resolverlo. Ahí viene la investigación, que es una manera de encontrar respuestas para solucionar una situación», recordó. Y agregó: «Cuando uno se adentra en el mundo paranormal, primero lo hace por curiosidad y también porque te suceden una serie de circunstancias, una tras otra».
Rodrigo tomó la decisión de emigrar del Taragüí hacia su ciudad natal en 2010 para desarrollarse como hombre de la radio y de la música, específicamente de rock. Desde ese momento forjó una destacable trayectoria. Actualmente está abocado a la radio online Un Dinamo, que creó junto a Santiago Bluguermann.
Fue en la radio donde pudo explotar con mayor fuerza su vocación por ayudar a quienes se ven perturbados por sucesos inexplicables para la lógica humana tradicional. «Encontré una veta que nunca pensé que iba a ser factible realizar en radio. Yo entro en lo paranormal en los medios sin querer y con el ánimo de ayudar. Sin darme cuenta tenía respuestas a muchas preguntas», afirmó.
Así surgió el programa Línea Paranormal, que actualmente no está al aire en una emisora, pero sigue a través de Youtube, y también se transformó en un libro recientemente publicado. «Contaba mi historia, entonces la gente se mostró muy interesada y empezaron a hacer preguntas. Esas preguntas eran respondidas al aire, pero eran muchas y en una radio, con tantos programas y tanta gente, las preguntas se perdían. Ahí nace Línea Paranormal, que es el proyecto que continúa en Youtube hasta que encuentre una radio nueva; y, también, se transformó en un libro. Es una línea telefónica (11-23892401) para que la gente mande sus casos; empezaron a mandar lo que les preocupaba, sentían y les pasaba en las casas», dijo sobre los comienzos del proyecto.
Además, destacó que con esa iniciativa uno de sus objetivos, es «educar a la gente en el mundo espiritual, ayudar a entender lo que están pasando y saber que no están solos. Y, además, preparar a las generaciones que vienen para que sepan que existe un mundo espiritual que se manifiesta de los dos lados: de la oscuridad y la luz».
De todas maneras, este investigador paranormal reconoce sus límites a la hora de abordar cuestiones complejas. «Cuando hay algún caso que tiene ver con cosas más heavys de brujería o magia negra, uno trata de derivar al especialista. Yo no hago brujería, a lo sumo tengo algunos trucos de magia blanca como sahumar una casa. Pero cuando es un caso muy heavy, lo mando con un exorcista o una buena bruja», reconoció.
Los casos van desde sombras y sueños, hasta apariciones demoniacas, posesiones y casas completamente embrujadas en las que sus habitantes lidian con presencias aterradoras, objetos que se mueven solos o se rompen.
De todas maneras, la experiencia de Rodrigo lo hizo hábil para identificar cuándo los relatos son fruto de una mentira o de alguna patología física o mental. «Hay mucha gente que miente, que fabula. La fabulación más común es pensar que todo malo que te sucede, es por una persona externa, el famoso ‘alguien me hizo algo’, y la verdad es que nadie te hizo nada. O se sienten mal y realmente es que a veces necesitan un psicólogo más que algo paranormal», planteó.
«Cuando hay una consulta sobre algo que está sucediendo, primero se trata de descartar las razonas físicas y psicológicas. Una vez que descartes eso, recién vas por el lado paranormal. Pero te das cuenta cuando te están mintiendo o está exagerando. Normalmente los que dicen siempre la verdad son los nenes. Ellos no buscan adornar la verdad, te dicen las cosas como las vieron», agregó.
En este contexto, reflexionó: «Nosotros (los adultos), siempre tratamos de racionalizar lo que no podemos comprender. Siempre le vas a encontrar una explicación para algo y el que no quiere creer no lo va a creer. Nuestro laburo no es convencer a nadie, sino ayudar. Yo nunca busqué convencer a nadie de algo. Los que nos dedicamos a esto no tenemos tiempo de convencer, es muy difícil. Es una energía que desperdiciamos y que mejor tirarla a alguien que si esté necesitando esa ayuda».
Uno de los principales hitos de la carrera de Rodrigo fue sumarse a la Fundación Warren Legacy para la Investigación Paranormal, una organización internacional conocida por retratar algunos de los impactantes casos que se abordó en películas como El Conjuro y Anabelle. Desde entonces, el espectro de relatos que recibe se expandió mucho más allá de la Argentina, a toda Latinoamérica.
Desde el rol que ocupa actualmente, Rodrigo advirtió: «Uno se transforma en experto, entre comillas, no porque lo leíste, sino porque lo viviste. Esto no se estudia y el que enseña esto le está robando a la gente. Esto se vive, se comparte y se aprende de boca en boca porque te tocó vivirlo o pasarla mal. A veces son situaciones horrendas, muy feas y es un camino difícil; pero a veces son situaciones maravillosas».
Al ser consultado sobre si cree que tiene un don especial para hacer lo que hace, respondió: «Yo creo que uno trae una cierta sensibilidad que te permite manejarse en este mundo. Es una fortaleza interna especial, sensibilidad y empatía. El empático es el nivel más básico del psíquico. Esa empatía es con la energía: sabes qué tipo de energía está en el lugar. Eso es una especie de don, pero creo que todos lo tenemos más o menos desarrollado, y para desarrollar el don tenés que dejar atrás el aparato racional».
Continuando con lo anterior, sumó: «Tengo un don de la percepción muy fuerte, lo tuve siempre y no sabía que lo tenía. Me pasa entrar a un lugar y saber qué está en el lugar o, por lo menos, qué intenciones tiene. A veces me pasa de ver pasar cosas. Después la falta de miedo creo que es algo que tenemos los que trabajamos en esto. Te puede asustar algo que sucede de golpe, pero una cosa es el susto y otra es el miedo».
Refiriéndose al miedo vinculado a cuestiones paranormales, contó: «Cuando vos te enfrentás a un caso de algo paranormal, el miedo te come el alma. A mí me pasó en el cementerio de la Chacarita encontrarme con una cosa horrible que no la vi, pero la sentí en mi cuerpo. Empecé a sacar fotos y esto apareció después en una de las fotos que saqué. Era una figura alta y negra que se paraba en la puerta del cementerio. El terror que yo sentí en ese momento me dio ganas de salir corriendo y a la vez no podía porque tenía las piernas congeladas. Muy pocas veces pasa eso, porque el don de percibir normalmente te ayuda a que eso no ocurra; no tenés miedo donde todos tienen miedo. Y cuando tenés miedo, es porque lo que está ahí es recontra heavy».
Para finalizar, le envió un mensaje a aquellas personas que atraviesan situaciones que temen revelar. «Anímense a contarlo y el que no quiere creer, que no crea. Si alguien se tiene que alejar de vos porque no te cree, que se aleje; vas a estar mucho mejor. Digan las cosas que pasan, viven y ven. Muchas veces, la persona que está al lado también lo está viendo y no tiene a quién contárselo. Pidan ayuda al guía espiritual que quieran. Este es un camino donde no hay recetas absolutas, cada situación es tan única como la persona que lo está viviendo; a veces son parecidas, pero nunca son iguales. Confíen y no tengan miedo, porque ese mundo no está para ser temido, al contrario: lo peor que podés hacer es tenerle miedo, aunque es comprensible», concluyó.