Se trata de Sinopharm, que se aplica en Argentina, y Sinopharm, que se administra en Chile y Brasil. Buscan combinarlas para potenciar su efectividad. Científicos del Reino Unido prueban estrategias similares con la de Astrazeneca y Pfizer.
Dos fabricantes chinos de vacunas están analizando si la combinación de sus inoculantes contra el coronavirus podría potenciar su efectividad e, incluso, si es necesario una tercera dosis de refuerzo. Se trata de Sinopharm, que se aplica en Argentina y la Sinovac, que se administra en Chile, Brasil y Uruguay.
Sinovac y Sinopharm, las dos biofarmacéuticas estatales chinas que en conjunto exportaron cientos de millones de dosis a todo el mundo está evaluando los posibles beneficios de la inmunización secuencial, como se denomina a la mezcla de vacunas para aumentar las tasas de eficacia de las mismas, informó la cadena de noticias CNN.
La vacuna de Sinopharm, que se aplica en Argentina, tiene una efectividad alta, de casi el 79%, y previene en un 100% los casos moderados y graves de la enfermedad.
La vacuna de Sinovac, que se aplica en Chile y Brasil -en esté último país también se produce- tiene una efectividad un poco más baja, del 50,4%, según los estudios hechos en San Pablo.
A principios de este mes, el director del Centro de Control de Enfermedades de China, Gao Fu, dijo que una posible combinación de las vacunas de las estas dos empresas podría aumentar su efectividad.
"Está bajo consideración formal si deberíamos usar diferentes vacunas de diferentes tecnologías para el proceso de inmunización", dijo entonces Gao.
China National Biotech Group, una subsidaria de Sinopharm, ya anunció un plan para el futuro "uso secuencial" de sus vacunas, según contó este miércoles Li Meng, jefe de cooperación internacional de la compañía, en una conferencia internacional. La subsidiaria fabricó dos vacunas contra la Covid-19 inactivadas y una tercera en ensayos clínicos.
Esta línea de investigación también se está considerando en otros países. Científicos británicos están estudiando una combinación de las inyecciones de AstraZeneca y Pfizer. El estudio también busca probar diferentes intervalos entre dosis, con cuatro y 12 semanas de diferencia.
Los resultados de tales investigaciones pueden tener repercusión en la salud pública en todo el mundo, ya que la mayoría de los Gobiernos enfrentan retrasos para obtener sus vacunas de manera oportuna y obstáculos logísticos para administrarlas.
Desde finales de año, China exportó a 22 países, entre ellos Argentina, millones de dosis de vacunas elaboradas por sus laboratorios estatales.
Gao dijo que, hasta el 2 de abril, unos 34 millones de personas recibieron las dos dosis requeridas de vacunas contra el coronavirus en China y unos 65 millones recibieron la primera.