Antes de rezar el Ángelus ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro este domingo 12 de diciembre, tercer Domingo de Adviento, el Papa Francisco alentó a vivir este “compromiso concreto” como preparación para la celebración de la Navidad, el nacimiento del Señor Jesús.
El Santo Padre alentó a cada uno de los fieles a preguntarse “¿qué puedo hacer concretamente? Estos días, mientras nos acercamos a la Navidad. ¿Cómo puedo hacer mi parte?”.
“Hagamos un compromiso concreto, aunque sea pequeño, que se adapte a nuestra situación de vida, y llevémoslo a cabo para prepararnos para esta Navidad”, alentó.
El Papa señaló como ejemplo que “puedo llamar a esa persona a solas, visitar a esa persona mayor o enferma, hacer algo para servir a una persona pobre, a alguien necesitado”.
“Tal vez tenga un perdón que pedir o un perdón que dar, una situación que aclarar, una deuda que pagar. Quizás descuidé la oración y después de mucho tiempo es hora de acercarme al perdón del Señor”, dijo.
“Hermanos y hermanas, busquemos algo concreto y ¡hagámoslo! Que nos ayude la Virgen, en cuyo seno Dios se hizo carne”, expresó.
El Papa Francisco señaló que el Evangelio de este tercer Domingo de Adviento, tomado del capítulo 3 del Evangelio según San Lucas, “presenta a varios grupos de personas -multitudes, recaudadores de impuestos y soldados- que se conmueven con la predicación de Juan el Bautista y luego le preguntan: ‘¿Qué debemos hacer?’”.
“¿Qué debemos hacer? Ésta es la pregunta que hacen. Detengámonos un momento en esta pregunta”, dijo.
Esta pregunta, dijo, no surge “del sentido del deber”, sino que “es el corazón tocado por el Señor, es el entusiasmo por su venida lo que nos lleva a decir: ¿qué debemos hacer?. Juan dice: ‘El Señor está cerca’ - ‘¿Qué debemos hacer?’”.
“Pongamos un ejemplo: creemos que una persona querida viene a visitarnos. La esperamos con alegría, con impaciencia. Para recibirla como es debido limpiaremos la casa, prepararemos el mejor almuerzo posible, tal vez un regalo”, señaló.
El Santo Padre indicó que “así es con el Señor, el gozo de su venida nos hace decir: ¿qué debemos hacer? Pero Dios eleva esta pregunta al más alto nivel: ¿qué hacer con mi vida? ¿A qué estoy llamado?”.
“Al sugerir esta pregunta, el Evangelio nos recuerda una cosa importante: la vida tiene una tarea para nosotros. La vida no carece de sentido, no se deja al azar. ¡No! Es un regalo que el Señor nos da al decirnos: ¡descubre quién eres y trabaja duro para hacer realidad el sueño que es tu vida!”.
El Papa subrayó que “cada uno de nosotros, no lo olvidemos, es una misión que cumplir. Entonces, no tengamos miedo de preguntarle al Señor: ¿qué debo hacer?”.
“Cuando se le pregunta ‘¿qué debemos hacer?’, en el Evangelio siguen las respuestas de Juan el Bautista, que son diferentes para cada grupo”, señaló.
“Juan, de hecho, recomienda a quienes tienen dos túnicas para compartir con quienes no las tienen; a los recaudadores de impuestos, que recaudan impuestos, les dice: ‘No exijas nada más de lo que se te ha fijado’; y a los soldados: ‘No maltraten ni extorsionen a nadie’”.
El Papa Francisco destacó que “a cada uno se le dirige una palabra específica, que se refiere a la situación real de su vida. Esto nos ofrece una enseñanza preciosa: la fe se materializa en la vida concreta. No es una teoría abstracta”.
“La fe no es una teoría abstracta, una teoría generalizada, no, la fe toca la carne y transforma la vida de todos”.
“Pensemos en la concreción de nuestra fe. Yo, mi fe: ¿es algo abstracto o es concreto? ¿Lo llevo adelante al servicio de los demás, para ayudar?”, expresó.