Apenas dos semanas después de la llegada al poder en Siria de los rebeldes de un movimiento que en su día fue filial de Al Qaida , la minoría chií del país, a la que pertenecía la depuesta familia de los Assad, teme una ola de venganza y represión. Constituyen solo un 10 por ciento de la población siria -un porcentaje similar al que puede encontrarse a nivel mundial entre chiíes y suníes-, pero durante más de medio siglo ocuparon todos los puestos del poder civil y militar en el país.La posible \'vendetta\' de los islamistas suníes que hoy ocupan el poder en Damasco contra los chiíes no sería una novedad. Es una constante histórica en el mundo del islam desde pocos años después de la muerte de Mahoma. Y un recordatorio de las profundas diferencias que existen entre las dos ramas principales del islam.En un primer momento el principal motivo de división y enfrentamiento bélico se debió a una cuestión hereditaria. A la muerte de Mahoma, un grupo de seguidores defendió que el sucesor tenía que ser su primo y yerno Alí, para mantener la línea de parentesco, mientras otro bando se alineaba con el gobernador de Siria, Muawiya,, miembro de la familia de los Omeya. La batalla de Kerbala (Irak) en el 680 marcó el principio del cisma entre los chiíes -seguidores de la línea de parentesco- y los vencedores suníes.Noticia Relacionada estandar Si Irán y Rusia serán expulsados de Siria tras la victoria de los rebeldes islamistas suníes Francisco de AndrésAunque estos suman, en términos globales, cerca del 90 por ciento de los musulmanes y los chiíes alrededor del 10 por ciento, algunos caen en la tentación de establecer paralelismos con el Cristianismo y apuntan a las diferencias entre católicos y protestantes. Los luteranos, partidarios de la lectura libre de los Evangelios y enemigos de la jerarquía eclesiástica -en particular del Papado- serían los suníes; los chiíes, en cambio, presentan ciertas similitudes con los católicos.Como recuerda en su reciente ensayo sobre el islam el filósofo francés Rémi Brague, los chiíes creen que sus doce primeros líderes -los \'imanes\'- tuvieron una ayuda especial de Alá para preservar del error a la comunidad musulmana, a la hora de interpretar el Corán. Sus sucesores son los ayatolás, que ocupan la cumbre del estamento clerical. Uno de ellos, Jomeini, fundó en 1979 un régimen teocrático que concedió a los ayatolás no solo el poder religioso -similar en cierto modo al del Papa y los obispos- sino también el político. En el mundo suní, en cambio, suele darse una cierta división entre el poder secular y el religioso, aunque, por razones de interés mutuo, caminan siempre de la mano; los monarcas aplican la Sharía, la ley islámica, y los eruditos e imanes de mezquitas dan legitimidad a las autoridades civiles ante el pueblo.Otra similitud entre chiíes y el mundo católico es la relacionada con el culto de veneración a los santos. El chiísmo tiene mausoleos a mártires o personajes venerables, que son muchas veces lugares de peregrinaje. Cree en el poder de intercesión de sus santos. Todo este mundo horroriza a los suníes, que consideran \'sacrílego\' todo culto, aunque sea de veneración, que no sea exclusivo para Alá.