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Un miliciano del HTS que gobierna en Siria: «He pasado muchos años en la facción armada. Ahora quiero estudiar para ser profesor»

Cuando este joven de 26 años solo tenía 15 tomó una decisión que marcaría su vida: se alistó a los Hayat Tahrir al-Sham (HTS), la organización islamista suní que lideró la revolución contra el presidente sirio Bashar al Assad en noviembre del año pasado. Corría el año 2015 y HTS aún estaba ligada a la rama siria de Al Qaida, Al Nusra . Un año antes, la guerra en Siria entre múltiples facciones rebeldes y el Ejército de Al Assad (apoyado por Rusia e Irán) protagonizaban atroces batallas con terribles consecuencias: miles de muertos y millones de desplazados, tanto internos como externos, que se vieron obligados a huir a países como Turquía, Líbano o Alemania.Abu Hamza, nombre de guerra de este joven de 1,90 y ojos celestes, se alistó con la facción de su ciudad: Idlib, bastión de los HTS. «Me uní a ellos porque quería luchar por la gente de mi país. Quería la libertad de mi pueblo frente a la dictadura de Assad». Han pasado once años y Assad parece que ya es historia en su ciudad, controlada por su grupo desde 2017, y que ahora lidera todo el país. Noticia Relacionada especial SiEste guerrillero accede a hablar con ABC, no sin reparo de que la entrevista la haga una mujer. No sabe muy bien cómo comportarse y se muestra incómodo y nervioso durante la conversación. Aunque dice que sus convicciones de unirse a los HTS eran por la libertad de su pueblo, el aspecto ideológico también tiene su importancia: el islam por encima de todo. «Alá nos dio fuerzas para luchar y ahora hay que seguir los pasos que nos dejó». Preguntado por las líneas ideológicas del grupo al que pertenece, asegura que «lo único que buscamos es una Siria en paz».Herido de gravedadEl 27 de noviembre, día en que los miembros de HTS iniciaron la revolución, Abu Hamza estaba en su casa. «Tenía el móvil en la mano esperando el mensaje de que se iniciaba lo que llevábamos tanto tiempo preparando». Cuando llegó, cogió su arma y se lanzó a la calle. Tres días más tarde, estaba en Alepo, ciudad aún controlada por Assad. La ofensiva, inesperada, provocó los combates más violentos desde 2020 en el noroeste del país, con un balance de más de 50 muertos en un día, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).Abu Hamza I.GIL«Fue una batalla tremenda. En la entrada a la ciudad nos atacaron y como consecuencia de la artillería me hirieron el costado, el brazo y la cara». Varias semanas después las secuelas del enfrentamiento son evidentes: tiene un brazo vendado, la nariz en carne viva y dificultades para mover el lado izquierdo. El diagnóstico era grave y le aconsejaron retirarse y volver a casa «Estuve cuatro días en reposo y al quinto ya me incorporé. Teníamos que luchar», recuerda. Confiesa que perdió a algún compañero en la batalla, pero lograron el objetivo: Alepo era rebelde. Poco tardó en caer todo el país. Durante la conversación, evita dar muchos más detalles de lo que fue la revuelta. «No soy ningún portavoz para seguir hablando», dice. De vuelta a Idlib, tras conquistar el país, los recibieron como héroes, y aún los tratan así. No hay lugar de la ciudad en el que no saluden con afecto al joven.Ahora la duda es ver qué va a pasar en el futuro del país. «Soy optimista. A pesar de lo que ha dejado el régimen de Assad y de todas las dificultades, las cosas irán a mejor», y termina: «Sea cual sea la situación, no será peor que cuando la gente vivía bajo el control de Assad».Sobre si va a seguir en la facción armada, lo tiene claro: «He pasado muchos años. Ahora quiero estudiar para ser profesor».

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