La llegada de ómicron hizo crecer la preocupación oficial y se comenzó a buscar alternativas junto al sector productivo para morigerar el impacto. El factor vacaciones.
Habían pasado casi nueve meses de su asunción y más de 160 días de pandemia. Aún faltaban algunas semanas para que se registre el récord de casos del primer año de la llegada del coronavirus a la Argentina y Alberto Fernández ya mostraba la necesidad de darle inicio a una gestión postergada. A fines de agosto de 2020 se lanzó el eslógan “reconstrucción Argentina”, se empezó a hablar de pos-pandemia y de la recuperación económica. Un año y medio después y cuando el crecimiento recién comienza a mostrar signos superiores a los del inicio de su gestión, la variante Ómicron desafía los números en alza de la economía y pone en alerta al Gobierno.
Días antes de que la Anmat apruebe el uso de autotest para detectar casos positivos de coronavirus, un grupo de empresarios le había reclamado al propio Alberto Fernández la necesidad de su implementación. Los contagios y ausentismos por ser contactos estrechos comenzaba a complicar la producción y esta evaluación podría ayudar a controlar los positivos y así evitar un freno en la industria. El retraso en su aprobación tenía que ver con que al Presidente también le llegaban voces en contra, sobre todo de las autoridades sanitarias de la Provincia de Buenos Aires que advertían sobre la pérdida de trazabilidad del sistema epidemiológico. Pero el estallido de contagios, la saturación de los centros de testeos y la necesidad de que la economía no vuelva a estancarse terminaron con su aprobación.
Por estas horas, los Ministerios de Salud y Producción a cargo de Carla Vizzotti y Matías Kulfas están coordinando con la Unión Industrial Argentina (UIA) y las cámaras empresarias su implementación. “Estamos viendo la posibilidad de testeos masivos coordinados con las empresas para prevenir contagios y reducir bajas en producción por aumento de ausentismo y posible cierre de turnos”, explicó un importante funcionario.
El objetivo es que las empresas no bajen la producción y la economía se frene lo menos posible. Alberto Fernández ya escuchó la advertencia de su gabinete económico: con esta nueva variante y la ola de contagios que aún no se sabe su límite la industria continuará “en tendencia creciente, pero al igual que en 2021 se combinarán algunos meses de freno de producción por este efecto seguido por otros meses de fuerte recuperación”.
La primera medida del Ministerio de Salud fue modificar los protocolos sanitarios y reducir la cantidad de días de aislamiento para los positivos y para los contactos estrechos. En los encuentros que el Ejecutivo mantuvo con empresarios, aún no surgió la necesidad de relajar aún más las medidas hasta llegar a la eliminación de la cuarentena para quienes estuvieron en contacto con casos confirmados de coronavirus.
Esta discusión dependerá de cuánto se extienda en el tiempo la ola de la variante ómicron y esto es lo que miran con atención desde la Casa Rosada que sigue de cerca su comportamiento en Sudáfrica. Los datos son alentadores en cuanto al crecimiento exponencial de contagios y el bajo nivel de ingresos hospitalarios en comparación a olas anteriores, pero aún hay incertidumbre sobre si su rápida propagación puede desvanecerse tan rápidamente como surge.
Por ahora, en la Casa Rosada no creen necesario avanzar aún más en el relajamiento de los aislamientos y sobre los riesgos a un freno total de la economía, un ministro detalló: “Vemos algunos riesgos pero mucho más manejables que en el pasado, son riesgos muchísimo más bajos que en primera ola y bastante más bajos que en segunda ola. La diferencia central es el elevado alcance de la vacunación”. Y agregó: “Lo que se ve es un escenario mejor que el año pasado donde incluso se tuvo que forzar paradas en algunas fábricas para destinar todo el oxígeno a hospitales y asegurar atención en terapia intensiva, en ese punto estamos muchísimo mejor”.
El Gobierno espera que el impacto de esta tercera ola “no sea muy fuerte”. Con más de 100 mil casos diarios, el ausentismo en las Pymes industriales creció hasta 25% en los últimos 15 días y esto fue uno de los temas que se trataron esta semana en una reunión que mantuvieron los ministros Martín Guzmán (Economía), Julián Domínguez (Agricultura), Juan Zabaleta (Desarrollo Social) y Vizzotti con empresarios y sindicalistas.
Otro de los temores que manifestaron los empresarios es que en este verano los casos se expandan desde los lugares de veraneo a las fábricas. La ministra de Salud se comprometió a mantener un nuevo encuentro la próxima semana para seguir analizando los protocolos de acuerdo a la cantidad de casos que se registren en los próximos días.
También hay otros reclamos que saldar como el de que las ART reconozcan el coronavirus como una enfermedad laboral. Hasta ahora, los empleadores deben hacerse cargo de los gastos que implican tener un trabajador contagiado.
La recuperación que Alberto Fernández comenzó a prometer en agosto de 2020 al anunciar una amplia adhesión en el canje de la deuda con los acreedores privados recién ahora comienza a sentirse. El Gobierno destaca que en diciembre la actividad económica superó el nivel precovid por cuarto mes consecutivo; actividades como la construcción están en un nivel 23,1% superior a la prepandemia y la actividad industrial acumula 13 meses en alza, entre otros índices positivos. Ya no existe la dicotomía entre la salud y la economía y ese crecimiento que para las elecciones de medio término no llegó, ahora el Frente de Todos necesita que no se detenga. El 2023 está en juego.
Medidas
◆ La implementación del autotest apunta a agilizar los testeos en el ámbito industrial.
◆ Salud lanzó un nuevo protocolo que reduce la cantidad de días de aislamiento para los positivos y contactos estrechos.
◆Reclaman que las ART reconozcan el Covid-19 como enfermedad laboral para que se haga cargo de los gastos durante la ausencia del trabajador.
◆ Todavía no está en análisis la posibilidad de eliminar la cuarentena para contacto estrecho.