Por Daniel Caran
Por primera vez en 16 años de poder, el Gobierno de Ricardo Colombi se puso a la defensiva.
El escándalo de Itatí terminó siendo un boomerang: ahora los cañones apuntan para el terreno propio, y los grises en el horizonte se aproximan con pronósticos de tormentas fuertes.
La conferencia de Carlos Vignolo fue como esos golpes que tira un boxeador que se sabe perdedor por puntos… entonces pega por pegar. Fue un acierto sí no ponerlo en el medio a Colombi, porque en su enojo y descontrol podía llegar a cualquier cosa.
Pero Vignolo tampoco se escapó de la mediocridad de llevar el tema a la pelea electoral.
“El narcotráfico busca confundir, lo que busca es que todos seamos iguales. Pero los que están presos son del FPV”, dijo, perdiendo llamativamente los estribos, cuando suele caracterizarse por su capacidad dialoguista.
Una y otra vez apuntó “al Frente para la Victoria”, como buscando un rédito político inadecuado ante la necesidad urgente de terminar con éste flagelo de la droga.
El embate de Vignolo le permitió a su “amigo” Fabián Ríos armar un discurso de lo más coherente en la guerra dialéctica absolutamente innecesaria:
“No hay que mezclar todo con las cuestiones electorales. Eso sería un terrible error de todos los dirigentes políticos. Si alguien me encuentra algún delito no implica que todos los peronistas sean delincuente. Y si alguien encuentra un radical que lava plata no significa que todos los radicales laven dinero”, graficó.
A todo esto… ¿Y el apoyo del macrismo a Colombi?...
En Asunción no hubo una sola foto que los muestre juntos, y es más que evidente que Macri evitó tener un encuentro con un Gobernador sospechado…
Ahora… ¿vendrá el miércoles?... las dudas ya se empiezan a convertir en preocupación en Salta y Mayo.