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Crédito: 18524
Daniel Caran

Por Daniel Caran

En el Gobierno Provincial las caras largas no solo responden a las peleas políticas que se intentan disimular. Ya se sabe que, con toda la expectativa post electoral, los ánimos fueron decayendo hasta convertirse en una especie de malestar generalizado donde empiezan a observarse fantasmas por todos lados.

 

Y si en lo estrictamente político las cosas no están como la mayoría lo esperaba, la cuestión económico-financiera muestra fisuras tanto o más graves que podrían derivar en quiebres trascendentes.

 

Al cerrar el mes de mayo, la coparticipación creció solo un 17,44%, unos 25 puntos por debajo de los índices de inflación.

 

Lo que preocupa a los referentes del equipo financiero provincial es que mayo y junio siempre son meses fundamentales generándose en ellos un piso de fondos hasta abril del año entrante.

 

Y si por coparticipación la pérdida estimada alcanza los 420 millones de pesos, en comparación, el panorama se torna incierto.

 

El contexto entonces no es halagüeño para los fundamentalistas que desde hace décadas imponen el mensaje de ‘previsibilidad y sustentabilidad’.

 

Nada de ese escenario hoy parece estar garantizado, y eso que ni se habla de los prolegómenos políticos que imponen nombres y proponen nuevos esquemas.

 

¿Se puede querer gobernar con un escenario tan adverso?

 

Claro que sí. Todos son animales políticos y tienen absoluta razón en pretender alcanzar el poder. El tema es que saben que nada de los globos, la música, y el baile serán realidad de

ahora en más.

 

Corrientes ratifica un concepto instalado en el tiempo: la pobreza estructural que corrompe hacia arriba y margina hacia abajo.

 

Entonces surgen los percheros solidarios, como volverán las ollas populares y otros elementos que sirven y mucho en el esquema equidistante entre políticos y la sociedad.

 

El escenario, sino es el peor, no es para nada alentador. Así y todo muchos ‘se le animan’. Pero, están avisados.

 

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