Por Daniel Caran
Todo líder de un grupo sabe que debe mantener el espíritu de los suyos en constante alza, aún cerca de la derrota.
Son conscientes que las dudas generan debilidad, y hay que evitar mostrarse débiles.
Por eso tal vez, con razonable postura de liderazgo siempre reconocido, Ricardo Colombi llamó a los suyos a reunirse para “acomodar los tantos” y dejar bien en claro el mensaje por la cuestión reforma.
Es que a horas del tratamiento del tema en el recinto, no se puede permitir posicionamientos dubitativos.
Por eso sugirió (ordenó) una reunión de los diputados de Eco para el lunes, en la cuál se darán los lineamientos claros y precisos sobre los pasos a seguir. Y aunque se niegue por todos los medios, habrá otro objetivo: el evitar que algún descarrilado con dudas intente contagiar al resto. Aunque: ¿hay tiempo para descarriados en el ricardismo?.
En respuesta a esto último se debe reconocer la sapiencia del mercedeño para mantener el clima triunfal en la tropa. Insistimos: nadie se animó –hasta ahora- a decirle no a sus intenciones.
Pero más allá de las directrices amigas (que uno presume no generan dudas) toda la incógnita pasa por los legisladores opositores. Cada bloque tendrá así su particularidad: a la férrea postura del PJ, habría que preguntarse qué harán los otrora socios del PaNu.
Lo claro es que los números no están.
¿Y entonces para que la reunión del lunes?
Más que nada para mantener los ánimos. Es cosa de líderes. Y no en decadencia. Ricardo Colombi peleará hasta el último segundo que pueda. Eso queda muy claro.