Por Daniel Caran
Todo tiene que ver con todo.
Nada queda librado al azar cuando de analizar la realidad integral se trata, y es en ese contexto en el que uno debe apuntar responsabilidades (o no) por lo ocurrido el sábado pasado en una cancha del fútbol local, donde la tragedia golpeó las puertas una vez más.
Bien puede preguntarse, amigo lector: ¿Qué tiene esto que ver con la realidad política-institucional de Corrientes?. ¿Se puede aducir una responsabilidad al estado si un jugador cae y golpea contra un muro?.
La directa relación tiene que ver con la repetida intencionalidad de tapar las cosas con cortinas de humo que solo perjudican a la sociedad en general.
Se entregan camisetas, se ponen luces, se arreglan canchas, pero resulta que no están dadas las condiciones mínimas para realizar una competencia mas o menos seria.
Pasa en la salud pública, como en la educación, como en la seguridad.
La Liga Correntina de Fútbol, a cargo del partido en el cuál un jugador terminó internado tras chocar contra un muro, fue y ha sido un espacio de poder pretendido por todas las estructuras políticas. Y así llegó Juan Carlos ‘Juguete’ Espinosa, con el aval del Gobierno Provincial, para establecer posicionamientos y también para garantizar ‘el respeto irrestricto’ al inamovible mensaje de dejar las cosas como están.
El sábado fue Federico Alderete, un tipo futbolero que juega en un club que se llama Santa Catalina.
Y bien pudo haber sido un alumno de una escuela cuyo techo está a punto de caerse.
O una embarazada que no pudo ser traída a tiempo al hospital.
O una víctima de inseguridad que no recibió el directo beneficio de los miles de patrulleros pintados y colocados para la foto cada tanto.
Lamentablemente, ésta nefasta propuesta de tapar las cosas tiene algún tiempo más de vida, ya que persistirá hasta tanto las huestes ricardistas digan ‘basta’ (o sea, al menos un año y medio más) terminando con las parafernalias de las campañas que disfrazan cualquier negligencia.
Esa es la relación directa que tiene el lamentable suceso en cancha de Lipton con la realidad diaria… casi siempre adornada con alguna propaganda a tiempo.