Por Daniel Caran
Los tiempos se le acaban al mercedeño más poderoso de Corrientes y la desesperación por enrostrarse en el poder lo expone a situaciones extremas y hasta peligrosas.
La acumulación de poder viene experimentando una rara (pero obvia) realidad en Colombi: el café frío, el pato rengo, o la figura que se le plazca puede llevarse exactamente a graficar la actualidad del Gobernador.
Solo, o mal acompañado, empieza a percibir pequeñas escenas para nada agradables que conspiran fuertemente contra su siempre exasperante carácter.
Lo de peligroso también tiene su particular explicación porque no se puede justificar para nada –más allá de las diferencias políticas- la acción vandálica sufrida recientemente en Virasoro, donde el helicóptero que lo trasladaba recibió un piedrazo contra el vidrio lo que provocó una fisura en el acrílico.
El caso ocurrió el viernes pero recién trascendió ayer.
Las consecuencias del ataque vandálico no fueron de magnitud y no afectó a persona alguna, pero el hecho (deplorable) muestra a las claras sobre un malestar creciente que todos buscan ocultar.
El enojo del Gobernador, dicen en su entorno, hasta ahora continúa, y se puso en evidencia en los actos que presidió el lunes pasado cuando ni siquiera quiso tener contacto con la prensa.
Otro hecho más relacionado con la bronca social creciente ocurrió en las últimas horas, en oportunidad de inaugurarse el Hospital Materno Neonatal del Vidal. Colombi iba a ir, y estaba todo programado para su presencia, pero cuando se supo que muchos médicos (incluida la cúpula de la combativa ASPROSAC) estaba lista para interceptarlo con sus reclamos, él mismo desistió a ir, evitándose otro dolor de cabeza.
Si a esto se suma el creciente malestar policial, el clima no es el mejor.
Por eso, anda cada vez mas solo… y enojado.
