Por Daniel Caran
La sucesión de Ricardo Colombi entrega casi diarios análisis ya que son incontables las derivaciones, opiniones, posicionamientos que vienen dándose a poco tiempo de empezar el año clave para Corrientes, que después de más de una década no tendrá el mismo apellido en el principal cargo ejecutivo provincial.
El día a día entrega nombres repetidos en el marco de las intenciones radicales de darle continuidad política al proyecto. Pero el dato no es menor en la estrategia: ninguno de los pre-candidatos de la UCR correntina miden convenientemente como para garantizar el triunfo. El nombre de Colombi es fuerte, y los que están detrás siempre se mantuvieron ‘en la sombra de las decisiones’ y eso hoy se paga.
Pero surge otro nombre: leal, con buena imagen, conciliador, ejecutivo… pero peronista.
Gustavo Canteros tiene todas las cualidades como para ‘quedarse’ con el lugar, pero es peronista. Genuinamente peronista.
Y esa misma fortaleza que muestra al ser un hombre de extrema confianza, implica debilidad ya que tiene en el alma política su vocación de ‘hombre del PJ’.
Canteros nunca lo negó, ni lo negará. Y aunque desde hace unos años está alejado de la conducción peronista local, los sentimientos son los mismos que movilizan la mística del General y llegado el caso…
Esa es la duda más fuerte de Colombi: si elige a Canteros le abrirá la puerta al poder al peronismo, que bien puede estructurarse a futuro de alguna manera como para ‘alivianar’ el costo de una probable ‘traición’.
Para el PJ no habrá medias tintas, y si esta hipótesis se termina dando, con Canteros en el poder, tendrá el argumento indiscutible de que el peronismo recuperó el poder en Corrientes después de más de 40 años.
¿Qué nivel de posibilidad hay en esto?
Puede que muy pocas. Colombi insistió una y mil veces que “el candidato será radical”.
Pero, en la poca monta de los aspirantes se puede justificar cualquier alternativa.
Mientras tanto Canteros se muestra, se hace ver. Y mal no le va.