Por Daniel Caran
Duele tener una juventud facilista, conformista.
La rebeldía, por comparación, no presupone cortar calles o mostrar carteles. Muchas veces el espíritu rebelde se expresa en hechos puntuales relacionados con la imperiosa necesidad de seguir… a pesar de las dificultades.
Por eso es llamativo tener que observar, casi aceptar, que todo se discuta, se polemice, se contradiga.
Muchos quienes vinimos a Capital desde el interior para construir nuestro porvenir sabíamos de entrada: “si querés estudiar Medicina, olvídate de todo lo demás”, nos decían, y entonces –por obviedad de conocer limitaciones pero también reconociendo aptitudes para otras ocupaciones- elegíamos otra carrera, u otra actividad.
Perdíamos hasta amistades por aquellos que ‘quemaban las cejas’ metiéndole a Anatomía, Bioquímica, Fisiología y otras materias más complejas.
Hoy, el camino más fácil es protestar.
“Es muy importante consolidar éste plan de trabajo que busca generar excelencia... y eso no se debe negociar. Lo que buscamos como sociedad es que los médicos que nos atiendan sean de 10. Les sugeriría a los jóvenes que cortan calles que pongan sus esfuerzos en estudiar un poco más", dijo hoy el doctor Alfredo Revidatti, sintetizando la opinión de los profesionales que entienden cómo viene la jugada.
En las últimas horas se abrió una instancia de diálogo. Bienvenido sea.
“Estamos en una instancia de amabilidad”, reconoció Gerardo Larroza, el decano de la Facultad de Medicina.
Se saluda el espacio común iniciado, y ojalá que sirva para terminar con un conflicto que bien podría trascender el contexto de la carrera para establecer ejemplos complicados en tiempos de la queja fácil.
Es que si se sigue con el mismo criterio, y se atienden todos los enojos, mañana van a cortar la calle cada vez que salen mal en un examen.