Por Daniel Caran
La suerte política le regaló un espacio incomprensiblemente importante para su incapacidad como funcionario. Fue y es médico, y tal vez conociendo la realidad desde esa profesión bien le podría haber cabido un espacio humano y socialmente aceptable.
Pero su apetencia de poder es directamente proporcional a sus deslices orales. Y si como Ministro de Salud de Corrientes metió la pata, ahora se enterró totalmente como Diputado Nacional, al ofender gratuitamente a todas las mujeres, haciendo gala de su pedantería propia de ‘niño rico’, pero de provincia pobre.
Julián Dindart , de él se trata –por si no se dio cuenta- señaló ayer que "todas las mujeres que reciben la AUH buscan tener algún otro para tener un poco más de dinero", repitiendo una coherente imbecilidad que ya mostró tiempo atrás acá, en su tierra.
Sus repudiables dichos generaron el repudio de varios de sus pares de la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia en la Cámara de Diputados y de organizaciones de la sociedad civil.
Por lo menos se dio la lógica: dejó la Comisión mencionada… o lo obligaron a dejarla.
Dindart habló de cifras, de estadísticas, mencionó al aborto como práctica casi común en Corrientes, dejando en claro su absoluta incapacidad como Ministro de Salud en Corrientes, porque la pregunta surge con obviedad: si sabía todo eso… ¿Qué hizo para combatir el drama de las adolescentes embarazadas?... ¿Denunció lo que ahora apunta como estadísticas?.
La Red Internacional de Periodistas con Visión de Género en Argentina también repudió a Dinart. Sus declaraciones "ofenden y violentan al conjunto de las mujeres y son una demostración de clasismo y discriminación", aseveraron desde ese grupo.
Vale entonces preguntar qué actitud tomarán las entidades sociales, de defensa de género, la Liga de Madres de Familia, y hasta la propia Iglesia, en Corrientes ante el desparpajo de un legislador de éstas tierras que tiene el convencido concepto de la concepción de una vida como una fría ecuación por ganar unos míseros pesos.
Si la historia es justa, éste habrá sido su último exabrupto… ojalá así sea, por el derecho que les cabe a las mujeres pobres a las que Dindart las compara con una caja de dinero.
