Por Daniel Caran
Aunque en otro escenario, mucho más pacífico que décadas atrás, estos tiempos suelen encender la mecha de la violencia ante el siempre latente malestar social.
En 2001 la bronca de la gente hizo eclosión, y desde ese entonces cada fin de diciembre provoca cierta incertidumbre, que crece a partir de una situación social compleja.
Como cada vez que se refiere a la situación social, el Arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, hizo un duro llamado al Gobierno Nacional por la implementación de políticas que están claramente alejadas de la búsqueda del bienestar general.
El prelado, sin medias tintas, pidió “atender las necesidades de los sectores empobrecidos y no instrumentar el poder de una manera que no le hace bien al pueblo".
También pidió estar alertas "por la subordinación del bien común a intereses electorales"
“Lo que pedimos es que el Gobierno sea más sensible a las necesidades, a los sectores empobrecidos y que las políticas sean eficaces", dijo Andrés Stanovnik.
Intereses mezquinos, tentaciones obscenas, subordinación ante intereses electorales, han sido palabras claves en el discurso de Stanovnik, que una vez más apuntó directamente al poder central, en una clara postura crítica que tampoco evade el compromiso social, cumpliendo plenamente su función pastoral.
Siempre cercano a lo humano, y a diferencia de otros tiempos de obligados silencios, el Arzobispo de Corrientes pone en vereda a los verdaderos responsables de un modelo político exclusivo e intolerante, que profundiza errores del pasado en pos de defender intereses capitalistas, empobreciendo a la clase trabajadora.
"Debemos ser más generosos, ponernos en el lugar del otro”, insistió.
Una vez más Stanovnik ‘no le escapó al bulto’. Cumple su deber, y eso se aplaude.