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Opinión del Director

Estamos del tomate

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Crédito: 36202
Daniel Caran

Por Daniel Caran

Lo decimos siempre: la agenda política (léase peleas casi constantes) suele tapar cuestiones puntuales más fuertes, socialmente determinantes. Y eso pasó en las últimas horas, donde la pelea Colombi y todos los demás (en su inminente despedida de la rosada local) terminó por minimizar en parte un drama mayúsculo que golpea a un sector productivo correntino.

 

Productores de tomates de la zona de Santa Lucía terminaron regalando la producción –tirando a la ruta- en reclamo por la bajísima rentabilidad que les da el venderlos en el mercado común.

 

“Planteamos la distorsión que hay en el precio del kilo de tomate que vendemos y del que venden los supermercados. El consumidor está con poco poder adquisitivo, entonces hay poco consumo y tenemos que terminar tirando la producción”, dijo Pablo Blanco, Presidente de la Asociación de Productores de Tomates de la zona.

 

Y aunque algunos pretendan enrostrar éste drama a estructuras del pasado, bien vale apuntar lo que ellos aclararon: hace más de 15 años no tomaban una medida tan drástica, y aunque en el pasado el reclamo pasaba por mejorar la rentabilidad teniendo en cuenta las políticas agroexportadora, hoy la historia es más compleja y dramática: se están fundiendo.

 

El ingreso casi liberado de producción brasileña termina por ahogar al sector. Y los reclamos, desde hace un tiempo, terminan siempre en promesas incumplidas que forman parte de una política de estado absolutamente ineficaz y solo destinada a apuntalar a los grandes terratenientes.

 

“Necesitamos presencia por parte del Estado, le planteamos esto la ministro Vara, y es lo que reflejamos hoy. Al entrar tomate de Brasil bajó el precio del tomate local. En las góndolas baja muy poco el precio, al igual que el morrón, que en zona de producción bajó pero en góndolas no mucho” sostuvo Blanco.

 

Estas cosas empezarán a tener espacios en los medios en virtud de un drama social inevitable: si se cierran establecimientos hay menos puestos de trabajo. Entonces no serán solo los tomateros los que tiren su producción.

 

La bronca persiste y crece, a pesar de las peleas inútiles de algunos que empiezan a despedirse.

 

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