Por Daniel Caran
No parece ser la decisión acertada el pretender soslayar ‘el borrador’ reformista impulsado desde el Gobierno Provincial.
No parecería lo más adecuado pretender esperar un poco más, hasta tanto y en cuanto decidan avanzar ‘por todo’, tal lo pretende el mismísimo Ricardo Colombi.
Tal vez la idea, desde una opinión personal, de ‘discutir lo que no se conoce’ implique ‘apagar cualquier intento de incendio’, o en todo caso posicionar al PJ con una firme negativa –o no- a la arremetida colombista.
Para Fabián Ríos, en cambio, el Congreso del PJ (convocado mediáticamente por Bassi para el 2 de julio en Goya) no tendría razón de ser. “Cómo uno puede debatir lo que no tiene?”, se preguntó el Intendente capitalino, y a su postura se sumaron varios.
Según Ríos “el Congreso del PJ va a decir no a algo que no saben de qué se trata, lo dijimos hace mucho meses atrás, si alguien la quiere propiciar que la propicie y ahí discutiremos”
“El oficialismo no terminó de analizar su propuesta, el PJ no se va a posicionar a decir no por algo que no hay, nos va a posicionar rayando lo ridículo”, insistió.
Ahora, ¿Qué debe esperar el peronismo para expresar su postura?
Si se analiza desde la coherencia política, en concordancia con los últimos posicionamientos, la negativa surgiría lógica y contundente. Entonces, cualquier posición a favor de la reforma sonaría como amañada y con tintes oscuros.
Por eso, desde una postura práctica y opinando desde la visión de las bases, la decisión bien podría surgir cuanto antes, evitando así cualquier contaminación a futuro, más aun conociendo las habilidades de convencimiento que surgen desde hace tiempo desde las oficinas de la Rosada local.
En todo caso hasta se podría conocer los argumentos que esgrimen algunos que bien pueden (con todo derecho) pretender que Colombi siga en el Gobierno, postergando una vez más las pretensiones del peronismo local.
Por eso, con el respeto a Ríos y otros, no sería inadecuado sentar posturas, clarificar las cosas, y transparentar pretensiones.
Es lo inevitable, salvo que algunos pretendan seguir jugando en segundo plano.