Por Daniel Caran
Está claro que el período de despedida de Ricardo Colombi será complicado y duro, tanto para él como para sus complacientes adláteres.
Se suman inconvenientes y los problemas que antes se solucionaban con “los sueldos al día”, empiezan a explotárseles en las manos.
La energía, la salud en decadencia, la inseguridad en general, la educación y sus eternos problemas. Todo empieza a convertirse en un cóctel imprevisto para las huestes ricardistas que soñaban con otros años de placer en el poder.
Y por si fuera poco, la vergüenza nacional de estar involucrado en un caso relacionado con el narcotráfico.
En las últimas horas, el Juez Federal Aldo Alurralde ordenó la apertura de una investigación por la escandalosa intervención del Gobernador de Corrientes durante un procedimiento realizado semanas atrás en Goya.
El juez avisó que "guste o no, caiga quien caiga”, él cumplirá con su responsabilidad como juez de la Nación.
El tiro va directo para Colombi, quien tiene una suerte constante con jueces y fiscales correntinos, a excepción de Carlos Schaffer, el fiscal general correntino que lo persigue por enriquecimiento ilícito y evasión.
La noticia, en medio de otros escándalos casi diarios en la Provincia, encontró al mercedeño en pleno tiempo de relax en la siempre exclusiva Punta del Este, donde buscó encontrar la paz que parece esquivarle en los últimos meses.
Dicen los que saben que ni el mismísimo Macri levantará un dedo para defender a su “supuesto” amigo político, habida cuenta del impacto social fuerte que tiene cualquier hecho relacionado con el narcotráfico.
Colombi, el que defenestró muchas veces a sus hoy enemigos políticos por supuestas vinculaciones oscuras, no sabe cómo explicar que en Goya –con “su Policía”- se instaló uno de los principales centros de distribución narco del nordeste. Dicen los que saben que la policía en Goya tiene cierta “mano débil” con algunos muchachos que trafican veneno… Y la mano viene complicada…
Una despedida escandalosa…