Por Daniel Caran
Uno no puede ni debe, como periodista y responsable de un medio, no referirse al escandaloso caso José López, y su repudiable acto delincuencial que deja en evidencia actitudes personalistas nefastas que corrompen cualquier sistema aún aquel que promovió y consolidó un programa sostenido de acción.
Cuesta entenderlo, y mucho más explicarlo.
Causa vergüenza e indignación, pero quien esto escribe –reconocido defensor del peronismo como base sostenida de acción política popular- tiene y siente la obligación de aclarar las cosas para seguir ‘bancando’ un modo de sentir y hacer las cosas.
¿Se puede separar ‘la paja del trigo?. ¿Se puede defender un modelo popular basado en la acción destinada a los más humildes cuando un tipo aparece con 9 palos verdes escondidos?.
Cuesta, y mucho.
No es fácil para quienes defendimos a ultranza al modelo de Gobierno anterior hacer entender cómo se deben explicar las cosas.
Y caer en el mediocre facilismo de ‘ladrones hay en todos lados’ sería como avalar la delincuencia como modo de vida.
Tampoco es tiempo de mezclar las cosas y comparar con quienes blanquean su dinero… allá ellos.
Muchos piensan –lo dicen- que esto ha sido el certificado de defunción del peronismo. Se equivocan: sí es el fin de un mal enquistado en cualquier programa político de gobierno que permita y avale en su seno el crecimiento de éstos inescrupulosos.
Claro que duele.
Da vergüenza por lo tanto que se pudo hacer a partir de las ideas y principios revalorizados, recuperando la militancia, y peleando contra los poderosos de ‘don dinero’.
Pero será tiempo de admitir errores, escuchar los insultos y maldiciones (que son muchos… con razón) y mirar para adelante pensando y defendiendo un modo de vida que está absolutamente por encima del nombre propio de un mísero ladrón.