Por Daniel Caran
Uno de los males comunes en el que pecamos los hombres y mujeres es destacar o reprochar lo que dice el otro de acuerdo a nuestra temporal conveniencia.
No destacamos las cosas por convicción, o la rechazamos por lo mismo.
Todo depende de las circunstancias.
En nuestro pueblo, con la trascendental importancia de la Iglesia Católica, los dichos de monseñor Stanovnik no suelen ser tomados como al pasar. Más aún cuando nuestra principal autoridad eclesiástica demostró y ha demostrado un profundo compromiso por la realidad social, y lo confirma involucrándose permanentemente en los problemas comunes.
Consultado por el diario época sobra la cuestión reforma, y su inequívoca relación directa con la re-re, respondió: “la re-reelección no es algo bueno para la provincia, espero que en este proyecto no haya intereses con ese objetivo”, dijo el prelado.
La contundencia de sus dichos no son de ahora: ya en otras oportunidades expresó fuertemente su definida posición ante re-re, y no por estar en contra de Colombi o de quien sea, sino porque expresa argumentos sólidos que definen una profunda postura a favor del ejercicio alternado en el poder.
Y agregó, como para reafirmar su postura: “Hablan de un periodo acotado para unificar los mandatos con el gobierno nacional; creo que invertir tanto tiempo y meses en ello desgasta a la sociedad y al propio gobierno en una cosa que no tiene tanta urgencia, no digo que no sea importante, pero no es fundamental frente a las urgencias de la ciudadanía”.
“El sentir de la calle y la gente común nos marca que no está preocupada por esos dos años”, insistió.
Por lo que se dijo al principio: ¿Cómo tomará el Gobierno, o los adláteres de la reforma, estos dichos de Stanovnik?. ¿Interpretarán la trascendencia de sus dichos o caerán en el facilismo de mirar para otro lado, cometiendo el error irrefutable de creer que su agenda es la misma que la de la gente?
Conociendo a algunos protagonistas uno tiene la sensación que optarán por ésta segunda opción… lamentablemente. Sabiendo de su enfermedad de poder tendrán los oídos tapados a cualquier sugerencia, hasta a aquellas que los pretenda ubicar en tiempo y forma ante la sociedad.
Lo más lamentable es que el propio Stanonvik sentirá frustración cuando conozca las verdades intenciones, porque ya lo dijeron: van por todo.
Van por todo, pidan lo que pidan los demás… y aún sabiendo quién lo pide.
