Por Daniel Caran
Los tiempos electorales marcan una compleja agenda donde algunos hacen pie, y otros no tienen cabida.
Por conveniencia política o por plena convicción (o ambas cosas) el peronismo correntino enterró el nombre de Frente para la Victoria, y al menos en Capital pasará a llamarse Hacemos Corrientes, utilizando la palabra que es eslogan en la gestión de Ríos. Y con el cambio de denominación, también terminó el idilio con el kirchnerismo más duro, y con otros socios menores que fueron parte de anteriores sociedades.
“Los grandes frentes creen que todo pasa por una cuestión de sellos, entonces avisan que tenemos que firmar los papeles y listo… y no es así”, dijo enojada la dirigente del Partido Comunista local, Sonia López, que admitió la intención de armar un frente electoral distinto.
Con el PC irían Kolina, La Néstor, y otras agrupaciones hiper K que se sienten desalojadas y olvidadas.
¿Es el reflejo de lo que viene dándose a nivel país?. El PJ empezó a recomponer sus estructuras como alternativa de poder ante un macrismo tibio y timorato. Y en ese esquema, no hay que analizar cuál es la consideración que tiene gran número de la sociedad del otrora todopoderoso kirchnerismo.
Ya lo dijo Camau, al reunirse con Schiaretti en Córdoba: “el peronismo necesita una renovación. Cristina ya es parte del pasado”.
El genuino posicionamiento marca otra incógnita: ¿hasta dónde pueden influir las pequeñas agrupaciones en el esquema político de Corrientes?...
Desde otro ángulo: ¿le alcanzará al peronismo para sostenerse en el poder en el principal distrito correntino sin ese apoyo?.
Mientras tanto, Ríos y Camau buscan el apoyo del massismo, con Nito Artaza y Germán Braillard Poccard.
Todo es posible. Mientras tanto, los más pequeños muestran los dientes.