Por Daniel Caran
Sus palabras, por obviedad, no caen en saco roto, ni quedan en el olvido como si nada.
Comprometido con la vida social e institucional del lugar en donde vive, su misión no es solo la de bregar en oraciones el bienestar de su pueblo, su rebaño. Siguiendo con los preceptos que vienen desde Francisco, monseñor Andrés siempre se inmiscuye –con autoridad moral de sobra- en todas las cuestiones relevantes del devenir institucional de Corrientes.
“Si uno mira cómo vive nuestra gente, la realidad social y los desafíos para el día a día, no deberían hablar de la reforma. Creo que la ciudadanía no está entusiasmada con la reforma”, dijo recientemente, en oportunidad de inaugurarse la Feria del Libro de la Municipalidad.
El escenario no fue casual pero tampoco implica una consonancia política. Stanovnik sabe y entiende cómo se dan los delicados tratos en la política correntina, donde los amiguismos temporales superan ampliamente a las maduras relaciones.
Con suma prudencia, y en un lugar lleno de políticos, dijo lo que muchos se niegan a aceptar, lo que algunos otros lo saben pero no se animan a decirlo, y hasta lo que algunos piensan pero no lo dicen por conveniencia personal o sectorial.
Ese mensaje directo de Stanovnik bien puede cambiar la modalidad del mensaje político.
Como era de esperar, Colombi y los suyos idearon una campaña ‘pro-reforma’ dispuestos a llevarse a todos por delante, imponiendo agendas y dando por hecho aquellas cuestiones que merecen la discusión entre todos.
Los dichos del prelado, comprometidos y coherentes, expresan un sentimiento generalizado en la gente y sería un gran error que no sea observado por los promotores reformistas.
Estos últimos, entre apurados por marcar la agenda y hacerle rápido el mandado al jefe, ya pusieron fecha, y comprometieron adhesiones, vaya a saber bajo qué fantasmales promesas.
El no de Monseñor ‘les cambia la jugada’. Lo dijo por los cientos de miles que no pueden decirlo.
¿Cabe en la cabeza de Breard, Vignolo, Flinta, y hasta el mismísimo Colombi, que la gente va a salir a la calle para pedir por la reforma?.
Me imagino que no.
Y si saben y entienden que no es prioridad, deberán atemperar sus propios ánimos para no dar pasos en falso.
“Hay que estar más atentos a las necesidades de la gente, ya que muchas familias están pasando un momento difícil con problemas económicos y laborales. Existen temas más urgentes que la reforma constitucional o hablar de una prórroga de mandato. La gente vive preocupa por llevar la comida a la mesa, el trabajo en negro y el sueldo que no alcanza. No es momento de una reforma”, lanzó Stanovnik, y sus dichos calaron bien hondo en los espíritus reformistas.
Deberán reformular la agenda