Por Daniel Caran
“La víscera más sensible es el bolsillo”, decía el general Juan Domingo Perón, y sus palabras fueron un presagio que –como tantas otras reverencias- terminan por consolidar una idea política que subsiste más allá de los devenires de la historia.
En Corrientes, con sus características propias de provincia políticamente indescifrable, la práctica parece determinante para quien ocupa el sillón de Ferré desde hace más de una década. Tocar el bolsillo del contrincante de turno le sirve para todos: para romper alianzas enemigas, para ganarse amigos temporales, para terminar con acuerdos, o iniciar otros.
Todo pasa por el vil dinero, de la forma en que pueda analizarse.
Y es en ese esquema, de la pelea inesperada Colombi-Ríos, donde parece que los compañeros pudieron despertar de su letargo, y así arremangarse y aceptarse para resistir la embestida.
A tal nivel llegó la pelea que los peronistas correntinos debieron ‘tragarse el sapo’ de las diferencias internas, y eligieron mostrarse juntos para obstaculizar de alguna manera la andanada colombista.
Ahora: ¿a tal punto debió llegar el peronismo para darse cuenta que cada uno por su lado, haciendo rancho cada uno en un paraje, no se le podrá ni tocar los tobillos al mercedeño?... ¿éste es el nivel de acción donde recién se puede percibir una capacidad de reacción?... ¿hasta dónde llegará este acuerdo parcial que los mantiene en obligada unidad?...
En ese contexto, el análisis surge casi inexorable: ojala Colombi los tenga siempre de la misma manera, porque así seguirán juntos.
Los unió el espanto.
En las próximas horas, en el paso siguiente de la unión obligada, legisladores provinciales denunciarán al gobernador Colombi por la retención indebida de Coparticipación que le aplica a la Municipalidad de Corrientes.
Los tiempos obligan a la unidad. Tal vez aprendan algo. Y que no sea tarde.