Por Daniel Caran
La semana que terminó tuvo dos hechos policiales relevantes lamentables, uno de trascendencia trágica, y otro que demuestra la más absoluta irresponsabilidad con la cuál suelen manejarse algunos integrantes de la fuerza.
Para empezar, viene bien aclarar que para nada se incluye a todos en la misma ‘bolsa’… al contrario: la inmensa mayoría de nuestros policías se sacrifican y se esmeran por muy poco, y encima tienen que estar siempre atentos para defenderse contra quienes delinquen.
Pero, tampoco puede quedar en la nada lo que pasó en la Comisaría Séptima ni lo que ocurrió en Santa Lucía.
Ambas situaciones deberían ser un nuevo y actualizado alerta para el por ahora poco expresivo Ministro de Seguridad, de quien se espera medidas drásticas y determinantes.
Lo de la Séptima, con la llamativa muerte de un joven adicto y con frondoso prontuario, llama poderosamente la atención por lo repetido del hecho en ese lugar. Es como que nadie se inmutó sobre las situaciones anormales que suceden en una de las comisarías más importantes de la ciudad. Allí, donde David Encinas se ahorcó en extrañas circunstancias, también se mató otro preso en 2013. Y hace algunos años se produjeron varias muertes por el incendio de una celda.
Lo raro y lamentable es que todo termina tornándose normal para la cúpula policial, que promete sumarios internos y traslados… respuestas ‘a lo policía de Corrientes’.
Algo similar ocurre con lo que pasó en Santa Lucía, donde desubicados (y presuntamente alcoholizados) agentes cortaron el suministro eléctrico de un vasto sector de la zona al disparar al aire sus pistolas. Una irresponsabilidad que roza lo ridículo.
Por éste último suceso, el mismo ‘parche’: sumarios y traslados, aunque la promesa oficial de que si se comprueba su participación serán exonerados.
Así las cosas es imposible pensar en un cambio drástico en el sistema de seguridad provincial. Con éstos sucesos, que no son aislados, está demostrado que se torna casi irrisorio pensar en una fuerza adecuada y perfeccionada para atender las urgencias de la sociedad.
Siguen los parches, y siguen las nuevas camionetas, y los nuevos patrulleros, y las nuevas motos. ¿Y la formación permanente?... todo igual… Locademia de policías a pleno.