Por Daniel Caran
Si bien los temas más punzantes de la vida política correntina pasan por el devenir de Colombi y los suyos en la desafiante pelea diaria por continuar en el poder, del otro lado existe un sector expectante, con ansias de llegar a Mayo y Salta, más allá del golpe electoral que los dejó “rengos” el año pasado.
El peronismo correntino, o el kirchnerismo, comenzó su debate interno por enarbolar las antiguas banderas o arriarlas en pos de destinos inciertos.
El resurgir de la expresidenta Cristina Kirchner relanzó al kirchnerismo (o cristinismo) extremo, que busca separar la paja del trigo y a su manera.
“Los leales pueden discernir… solo los obsecuentes traicionan”, tiró Oscar Parrilli, un ultrak de primera línea, al lanzar en Corrientes el Instituto Patria, junto a Teresa Parodi.
El “reacomodado” peronismo correntino escuchó absorto esa frase. Y la amoldó a sus intereses.
El neuquino bien pudo haber apuntado a Massa, o Bossio, o quizá otro disperso compañero. Pero acá las risas socarronas tenían un solo destinatario.
“Este no es el momento de los tibios”, había dicho antes Fabián Ríos, quien compartió el acto con Parrilli y Parodi, y pegado a Gerardo Bassi, el Presidente del PJ.
Si nombramos a dos de los más encumbrados referentes peronistas de éstos lares, es porque llama la atención la ausencia de un tercero, y hasta de los principales laderos de ese protagonista.
¿Perdió protagonismo… o se lo quitaron sus ‘compañeros’ locales?.
¿Bassi no era uno de sus más acérrimos socios?.
¿Y la sonrisa que esbozó el goyano cuando se habló de los tibios y obsecuentes?.
¿Qué pasa con el peronismo local… se readaptará a los tiempos que corren, o volverá a las fuentes con el argumento de una derrota electoral de la que alguien indefectiblemente debe hacerse cargo?.
“Vamos a volver… pero para hacer algo mejor”, coincidieron…
¿Y los que faltaron?