Por Daniel Caran
No son pocos los que aventuran –o aseguran- una feroz interna en el Gobierno colombista habida cuenta de la decepción de muchos de ubicarse como elegidos para suceder al mercedeño.
Otros consideran que los celos de algunos pueden originar alguna declaración polémica.
Y otros tantos, conocedores de las rencillas puertas adentro del radicalismo, dicen y explican que los reproches de algunos tienen su explicación en cuentas que no quedaron aclarados en el pasado reciente.
Agustín Portela, exlegislador nacional y Vicepresidente de la UCR a nivel nacional se despachó con declaraciones fuertes en contra de la conducción provincial, y en un dejo de autocrítica y –esto es una opinión de quien escribe- con mucha coherencia, dijo que con el tema de la reforma “el único que pagará los platos rotos es el Gobernador”.
Esta última frase es coincidentemente aprobada por oficialistas y opositores, que entienden que la reforma y su plan de instrumentación no logra ni logrará el necesario apoyo social, ni mucho menos el consenso político necesario.
Ahora, ¿Cómo se tomará puertas adentro la opinión del santaluceño?
Algunos entienden que –como habitualmente sucede en el ‘mundo ricardista’- Portela será un castigado más, y sus posturas críticas pasarán al olvido en la histórica estrategia de hacer callar lo que no conviene escuchar.
Claro que son pocos los desafiantes al todopoderoso. Pero, tal como alguna vez se analizó en este espacio, ¿la nueva intención de Colombi no implica el directo riesgo de exponerlo a una propuesta de nula aceptación social?
“Le quieren hacer pagar los platos rotos al Gobernador, tanto el PJ como algunos amigos. Él ya expresó que no quiere ser reelecto. Hace falta claridad. Queremos qué vamos a hacer… de que se trata”, insistió.
Muchos radicales piensan como Portela, aunque no osarán expresarse así.
Otros buscarán callarlo de todas maneras. No vaya a ser cosa que haga fracasar la estrategia.
