Por Daniel Caran
Todo 1º de Mayo implica reconocimiento, agradecimiento y hasta compromiso de quienes tienen trabajo para sostenerlo y luchar por los que están desocupados. La misma condición humana nos iguala en la dignidad de cumplir con nuestra labor y ser correctamente remunerados de acuerdo a los logros alcanzados.
Ahora, ¿en este escenario de dudas e incertidumbre, podemos celebrar?.
Seríamos necios e incoherentes si negásemos la realidad. Pero tampoco podemos ampararnos en el pesimismo oscuro para desandar el día sin siquiera un brindis.
Por eso, aunque con pocos argumentos, hoy debimos festejar con absoluta gratificación el Día del Trabajo.
No obstante, se insiste, el panorama no es favorable. Ni a nivel país, ni a nivel provincial y hasta en varias de nuestras comunas.
Éste 1º de Mayo tuvo entonces la particularidad de una situación de incertidumbre absoluta, con un Gobierno Nacional que evidentemente tiene por finalidad satisfacer y responder las sugerencias de los más poderosos, sin siquiera fijarse en el costo social de sus decisiones.
El viernes pasado, la marcha multisectorial terminó siendo un mensaje que –se espera- necesita imperiosamente tener una respuesta.
En Corrientes, la historia parece repetirse desde décadas, porque hasta nuestra propia idiosincrasia nos lleva a atender con resignación algunas reacciones dolorosas y despreciables: que saludemos con absoluta alegría recibir un plus mensual en negro, promocionado como un ‘regalo’ del Gobierno termina hablando muy mal de esa dignidad decimos haberla ganado.
Claro que, ese mapa de relaciones, termina influyendo directamente en nuestras comunas, donde los intendentes (algunos poco brillantes, otros con dosis extremas de ‘chupamedismo’ y otros buscando migajas para salvarse) ya alertaron la problemática de la estabilidad laboral.
El Intendente de Capital, en la cruenta pelea con la Provincia, ya alertó que las retenciones terminan disminuyendo el ritmo de obras, lo que implica menos trabajo en las empresas privadas que deberán (por obviedad) reprogramar labores en sus obreros.
Así, como siempre en esta historia, el hilo termina cortándose por lo más delgado.
La síntesis implica un mensaje real, pero pesimista. Y aunque con poco por festejar, que éste Día del Trabajo nos enseñe a cuidar lo que se tiene, y pelear para los que lo necesitan.
